Dibujo de Ralph Steadman |
La Carmenlou me mete en cosas raras. Hace algunos años ya me había propuesto que escribiéramos un texto diario, una hoja. Creo que duré una semana en eso y no escribí más, porque coincidió con una temporada en la que tenía mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo, así que me resultaba muy complicado y casi imposible dejar los trabajos para ponerme a pensar y escribir mientras mi cabeza y mis preocupaciones estaban en otro lado. Ahora me lo propuso otra vez, pero igual empezamos tarde, porque supuestamente era desde el primero de septiembre y ya nos atrasamos. Veamos cómo nos va.
Muchas veces, mientras estoy caminando por la calle, mientras me baño, cuando estoy esperando a que venga el sueño y se apodere de mí, mientras me aplasta la gente en la ecovía, se me ocurren “buenas” ideas de cosas que podría escribir en el blog, o simplemente escribir. Ahora que tengo que cumplir con mi “columna diaria” no se me ocurre nada, nada más que contar lo que estoy haciendo, lo que pienso hacer (con esto de escribir un texto al día, hasta ahí llegan mis limitaciones) y ya. Sé que en un aprieto ligeramente parecido, a Hunter S. Thompson le nació el periodismo gonzo con su The Kentucky Derby is decadent and depraved, pero ni quiero hacer periodismo ni he estado en Kentucky ni soy capaz de meterme todo lo que se metía Hunter S. Thompson ni sé nada de caballos... así que, si alguien se aparece por acá para leerme algún rato, no encontrará ni sexo ni drogas ni rocanrol… o bueno, talvez un poquito. Lo que no encontrará para nada son caballos.
Ya que me metí por estos caminos, ilustraré el “artículo” con uno de los dibujos de Ralph Steadman, el tipo que acompañó a Thompson al Derby de Kentucky y terminó haciendo esos garabatos geniales y monstruosos, que, quiéranlo o no, le recuerdan a uno las ilustraciones de Gerald Scarfe, sobre todo las que todos hemos visto en el arte de The Wall, de Pink Floyd (sea en el disco, en los monigotes de la gira de ese tiempo o en la película de Alan Parker). Al ver rápidamente el dibujo, pensé que era gente vomitando, pero ahora que lo veo mejor, me doy cuenta que son un par de tipos comiendo tallarines, y eso no queda tan bien como el vómito para mi texto, pero bueno, ya está.
¿Cuánto falta para terminar una página? No mucho espero, porque, como verán, me voy quedando corto de ideas, y lo peor de todo es que este texto me toma horas mientras me veo rodeado de una multitud de estímulos y distracciones externas, obligaciones y diversiones y todo lo demás también. Lo que me preocupa es que, tras publicar este tipo de cosas, el nivel del blog –patético desde el comienzo– va a bajar hasta el subsuelo. Bueno, igual creo que ya nadie me lee, así que podría subir fotos mías desnudo y nadie se enteraría. Parece que el microblogging –o como sea– es lo que tiene pegue ahora, justo porque no hay tiempo, porque la gente está demasiado apurada como para leer un texto de una hoja, como para leer algo de más de 140 caracteres o un mini comentario a una foto al que le puedan dar “me gusta”. Las cosas han cambiado y supongo que yo con ellas... a la larga, sólo soy una cosa más, una cosa que se va quedando obsoleta.
¿Será que podemos hacer esto durante un mes al menos? Veamos si supero mi marca de la semana de la vez anterior.
Y sí superaste tu marca de la vez anterior. Y tu blog -que nunca ha sido patético- no ha bajado a ningún subsuelo sino todo lo contrario. Felicitaciones Gatunito. :) Tal vez con Jose debiéramos hacer algo parecido con mi blog, pero no me da el tiempo. Sólo ahora que estoy en cama me he podido dar el tiempo de leer y comentarte todo lo pendiente. Ya ves, yo sí te leo y me encanta tu blog :) No todo puede ser 140 caracteres.
ResponderBorrarGracias por leerme siempre, por ponerte al día con mi blog. Ojalá encuentres tiempo para volver a tu blog, aunque sé cuán ocupada andas últimamente.
Borrar¿José también tiene blog?