Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de abril, 2007

Entre el dolor y la nada elegí el dolor

Qué mejor que remojar el dolor en alcohol. Qué dolor no tener alcohol ahorita, aunque sea en soledad... Es de noche y hace frío. Acabó de llover y puedo ver los charcos por la ventana. El sillón de las posiciones descansa a mis espaldas y parece como si me mirara, tratando de hipnotizarme para que ceda al cansancio y me acurruque entre sus cojines. Hay niebla, mucha niebla pero estoy en casa y eso me hace sentir bien... relativamente. No quiero escribir, no quiero quedarme callado. Debería ponerme a responder un e-mail aunque en este estado no sería buena idea. Presiento el comienzo del final, tengo el disco casi listo, pero hasta ese asunto me da pereza. Realmente me siento detenido por la tesis. Si bien acabo de terminar las correcciones -al menos eso creo-, se me hace cuesta arriba la defensa y todo lo demás. Duele, todo duele. Las cervezas de hoy me hubieran ayudado. Quién sabe, tal vez hubiera llorado como en esas fiestas de Quito... Hubiéramos tocado unas bonitas balad

Cantar como uno

Será que mi voz es tan corriente o tan moldeable que, cuando canto, tiendo a poner una voz parecida a la del intérprete original del tema que interpreto. Debe tener mucho que ver el hecho de mi absoluta ignorancia sobre teoría musical -lo que no me impidió hacer que el duende se gane un 20 cuando le di inventando un deber sobre trasposición de escalas o algo así-. Poco a poco voy encontrando mi sonido, con la guitarra o sin ella, pero el problema de la cantada durará por siempre... Quisiera haberme dedicado a fumar desde la adolescencia para adquirir esa ronquera que me cuesta demasiado sacar a pura gana. Las voces privilegiadas de Sabina, Leonard Cohen, Calamaro, Nick Cave, García, Dylan, Tom Waits... ¿Cómo llegar a cantar parecido? Y, de repente, me encuentro con un regalo que ahora (te) quiero regalar. Esta versión de Ballad of a thin man , compuesta por Bob Dylan, en la voz de Bunbury. Sin imitar a Mr. Tambourine Man, el servidor de nadie le hace un perfecto tributo sin perder