Aunque no me guste, tengo que aceptar que me gusta cuando una cosa como esta me cambia los planes. Si releen (o leen por primera vez) mi post anterior, verán que tenía casi programado cada minuto de mi vida para todo este año. El 2016 sería el año de cumplir propósitos, y me había planteado una cantidad imposible para una persona tan lenta y sin tanto tiempo libre. La primera semana fue una demostración de que la planificación me superaba y que requeriría de mí una dosis extra de dedicación (hay demasiadas -ción en esa última frase). Después, un par de cosas me hicieron que buscara otra cosa y, sin haberlo planeado, la encontré. Ahí me vino la idea de cambiar todo. No puedo decirles qué es, no puedo sugerir de qué se tratan estas cosas de las que hablo. Solo les diré que una conjunción de acontecimientos movió algo en mí para que raspara un poco la tierra de la memoria, y encontré un catálogo, inventario, compilatorio o lo que sea. El recuerdo tocó también cuerdas sensibles, f