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Mostrando las entradas de septiembre, 2013

El placer de los placeres

No encontré la hermosa escena de sexo del Sacrificio de Tarkovski, así que... Tengo una amiga que me dice que escriba sobre sexo. Será porque nos tenemos mucha confianza y ya llevamos algunos años de conocernos, no sé, pero solemos hablar mucho de sexo. Así como hay gente con la que uno conversa de fútbol, está también la que trae como tema de conversación la música, los que prefieren la política, el cine, aquellos que se decantan por los recuerdos en común o esos cuyo único tema de conversación son sus hijos –de esos intento mantenerme alejado–; con mi amiga Cheluna , además de conversar mucho sobre otras cosas, el tema sexual sale a cada rato y es muy divertido. Pero creo que todos estarán de acuerdo que más divertido que conversar sobre eso, es hacerlo... por eso tenía dudas de si sería buena idea escribir este post. Además de que no sé muy bien cómo abordar el tema y de que ya he hecho alguna leve referencia alguna otra vez, sea lo que sea que opte por decir, no será nada

Martina

Si tuviera carro, este sería el único " BEBE A BORDO " que pegaría en la ventana Tercera vez, y sigue siendo como la primera. Ayer, el Emo y la Raquel recibieron a Martina, su primera hija, y primera ecuatoriana de la nueva generación. Parecía que se iba a demorar un poco más en llegar, pero así, sin mayor aviso, apareció. El nerviosismo en el ambiente, la seguridad de que todo saldría bien, la impaciencia… todo duró hasta las 19h30, más o menos, cuando por fin Martina nació y la familia creció. Después de haberles visto al Emo y a la Raquel durante el embarazo, puedo decir que fue un proceso muy feliz para los dos. La Raquel es una de esas mujeres a quienes les sienta bien el embarazo y lo llevaba con mucha alegría, más allá de las normales molestias que sentirán quienes están embarcadas en el viaje hacia la maternidad. Su contextura física hacía lucir muy bien su pancita de embarazada y ahora supongo que se verá mejor que nunca con su hija en brazos. El Emo, por su

Lo indispensable

Así mismito, pero en mi iPod Esto es una suerte de continuación del post aquel sobre lo que uno debería llevar siempre en su iPod . Ya que empecé a contarles que me armé con mi arsenal de discos favoritos para que me acompañen a donde sea, creo pertinente decirles cuáles son estos discos. Aunque parezca una mescolanza sin sentido, no lo es, es un reflejo de años y años de exposición al arte del rocanrol, la trova, el blues, los clásicos, el bolero, el rock argentino, los nacionales, el tango, el folk... Todo queda reunido en –por el momento– 49 álbumes con 759 canciones en 2 días, 5 horas, 33 minutos y 12 segundos de música que ocupan 3,85 gigabitiones. No fue muy fácil llegar a esto. Quise tener la mejor música posible en mi iPod así que empecé por el principio: mis discos más favoritos de la vida. Así cargué el Canción animal de Soda , El tiempo de las cerezas de Bunbury y Vegas y el OK Computer de Radiohead . Seguí después con discos a los que me he referido como obr

Harasme acuerdo...

Hay muchos errores que uno puede cometer, desde casarse por dinero creyendo que así se arreglarán los problemas, hasta llamarle por teléfono al jefe estando borracho para insultarle, pasando por cambiar la configuración de la computadora sin saber lo que se está haciendo y terminar dañando todo al punto de que no se vuelva a encender, no devolverle el saludo a alguien que conoces porque no estás seguro de quién es o torcerse el pie al cruzar la calle por andar hablando por celular. Cuántas guerras, cuántas muertes, cuantas fortunas perdidas por una mala decisión o un acto equivocado, cuántos años de atraso en avances científicos por errores de juicio, cuántos campeonatos robados por equivocaciones de los propios jugadores. Pero nada se compara con lo que ahora les diré: el peor error que pueden cometer es decirme “harasme acuerdo”. Conocida es la incapacidad de mi memoria por retener casi cualquier cosa. Aunque el Emo diga que tengo la cabeza llena de datos inútiles, no es tan

La música delatora

Cuidado con lo que cargas en tu iPod Conocí a una chica hace unos años, una chica bastante guapa, alta, bonito cuerpo, que incluso había hecho un par de trabajos de modelaje. No era mucho de mi tipo pero no puedo decir que no haya sido una mujer realmente atractiva. La conocí en uno de esos trabajos momentáneos que suelo tener, de esos rápidos, poca paga, mucho trabajo y casi sin tiempo para la vida social. No nos sentábamos en computadoras contiguas, pero el típico intercambio de miradas mientras ella se aislaba del mundo y se concentraba en lo que tenía que hacer gracias a su iPod , sus sonrisas a las que yo no sabía bien cómo responder –gracias a mis incapacidades para este tipo de cosas– y alguna conversación corta en los recesos nos fueron acercando. Luego ya almorzábamos juntos y, como cualquier chico y chica que se están conociendo, hablábamos de nuestra vida. No me acuerdo cuánto habrá durado ese trabajo de digitador, pero no debe haber llegado a las dos semanas. Lo que sí

Terrorismo en los sueños

Hoy me desperté con algo dentro, en el pecho, algo a lo que solo le puedo llamar indignación. Indignación por lo que pasaba en el sueño que tuve y que me despertó. No me acuerdo qué mismo pasaba, lo que me acuerdo es que no tenía nada que ver con lo que iba a pasar. Era un sueño de lo más común, con las cosas imposibles e incomprensibles que suelen pasar siempre, cuando, de repente, por algo estaba yo frente a la tele y aparecía la torre Eiffel. Ante mis ojos, sin aviso, la torre explotaba y sus pedazos salían volando a kilómetros –algo que seguramente no podría pasar en la vida real, esa explosión parecía en un modelo a escala y no en la de tamaño real–. Como es típico en la televisión, pasaban la imagen una y otra vez, como para poder ver bien qué mismo pasó. Sentía una especie de ira con la impotencia de no poder hacer nada, de ver eso tan hermoso sufriendo algo tan terrible. Después, pasaban a Roma –vía satélite, seguramente, no me acuerdo– y se podía ver cómo se derrumbaba la b

Algún día tenía que pasar

Así se ve mi nuevo teléfono, desde todos los ángulos. La tecnología avanza y es hora de que yo la deje avanzar un poco a mi alrededor. Después de más o menos nueve años a mi lado, le llegó el momento de la jubilación a mi viejo Nokia –el que salió en este post –. Sin rituales, sin tristeza, más bien con la certeza de que era un buen momento para el cambio, decidí aceptar el heredado Nokia X1 y dar de baja con honores a mi antiguo teléfono cuyas características principales eran tener todos los números de las teclas borrados, sufrir de desajustes constantes de la tapa de la batería, batería que ya no duraba mucho, la pantalla un poco rayada y hasta un ligero resquebrajamiento en uno de los bordes. Y así, casi sin darme cuenta, comenzó la etapa del X1 . ¿Cuánto irá a durar? Si tiene una vida útil parecida a la del anterior, podría estar pensando en cambiar de teléfono en el 2023 o algo así. Cuando Monstrina me lo regaló, ya tendría como un año de uso y, según pensamos, llegó a

Música de los tiempos – cuarta parte: 2003

Bueno, a lo que vinimos. Ahora me toca reseñar esa música del 2003. Diez años ya de eso, razón que no me acuerdo nada. No debería decir “nada”, pues la verdad tengo muy gratos recuerdos de ese año, algunos de los cuales parecen mucho más lejanos y a otros los veo como si fueran hechos recientes en la vida. Me acuerdo, por ejemplo, que en 2003 empecé la mejor parte de la carrera en Comunicación : la especialización –o como sea que le hayan llamado en ese tiempo– en Literatura y que ese detalle generó vivencias muy divertidas que suelen regresar a mi cabeza para alegrarme el día. Y ahora que me veo al espejo me encuentro diez años más feliz que joven. Después de la breve y patética introducción, se vienen los temas: Blinded by the light – Manfred Mann’s Earth Band Estaba viendo la tele una de esas noches en las que uno no se encuentra a sí mismo, cambiando los canales porque no había nada que valiera la pena y pasé por un canal en el que estaban dando una de esas propagandas lar

Despierta

Nubes negras cubren el cielo. El sol brilla allá afuera pero no aquí adentro. Aquí hay una gran tristeza que se ha instalado y se ha puesto cómoda, cerca de la puerta, como esperando que sea el momento de levantarse y salir. Porque ese momento será pronto, no puede demorar mucho más. Los buenos tiempos volverán, este parpadeo del destino es breve y ya se va. Cierro los ojos, cuento hasta tres, porque yo sí sé contar, y al abrirlos todo estará bien. Uno... Dos... Impaciencia. Impaciencia por intercambiar un par de libros para el Kindle, impaciencia por encontrar una mañana cualquiera en el dropbox algún disco divertido del que no tenía ni noticia, impaciencia por la llegada de esa salida a tomar fotos, esa salida tantas veces planeada y otras tantas postergada. Impaciencia por conocerlo a él, por darle la mano y que me caiga bien. Impaciencia por coincidir alguna otra vez en un trabajo, impaciencia por repetir la magnífica experiencia de ser un equipo, de poner la bandera

Problemas con blogger

Así deberían ver mi blog. Sino, hay problemas... Había dejado abandonado mi blog durante un buen tiempo. El abandono en el que se encontró parece haberle despertado sentimientos encontrados en mi contra, pues, desde que lo he retomado, da la impresión de no querer comportarse como se debe. Luchas y luchas entre él y yo, él siempre tratando de no aparecer ante mis ojos como se supone que debe aparecer, y yo siempre tratando de que se vea como el mismo blogger me hace creer que se verá. A ver, veamos, hagamos una prueba. Si están leyendo esto significa que ya están dentro del blog y dentro de la entrada –supongo que es la única forma en la que podrían estar leyendo este texto; si lo están leyendo de alguna otra forma, por favor avísenme–. Desde ahí se puede ver el fondo un poco oscurecido por el post mismo, así que, para mayor seguridad, apachurren la tecla ‘Esc’ o hagan click en la cruz que aparece en la parte superior derecha del post –leerán bien, del post, no del navegador n

Sin música, sin tiempos

Tenía una idea para lo que iba a escribir hoy: quería seguir con mis posts de Música de los tiempos , una especie de recopilación anual de las canciones que han resultado más influyentes en mi vida durante todo este siglo. Quien haya leído mis entradas anteriores sobre esto se habrá dado cuenta que el malogrado resultado es un “compendio híbrido” –nombre con el que el Zeus bautizaba a sus cassettes de “variaditos”– de muy mal gusto y sin un eje conductor ni leitmotiv aparente... o sea, un reflejo fiel de mi vida. El lector observador se habrá fijado también que esos posts van acompañados por un playlist de YouTube , generalmente incompleto, para que aquellos que no conozcan los temas puedan ir descubriendo de qué hablo. Además, habrán notado que suelen ser entradas muy largas. Pues bien, aunque esa haya sido mi intención, al disponerme a empezar me di cuenta que no tengo la lista de temas aquí, así que me frustré y traté de encontrar algo sobre lo que pudiera escribir. La id

Todo lleno

Así va arder mi computadora en poquito tiempo Estos días de bonanza han sido buenos para hacer planes, para comprar un par de cosas que necesitaba hace tiempo y un par que jamás necesitaré, para darse uno que otro gustito por ahí, y también para pensar en renovar parte del arsenal. Justo con esa idea, se me ocurrió echar un ojo al espacio libre de mis implementos computacionales y casi hasta me muero al ver la ínfima cantidad de gigabitiones que tengo por llenar. Me sentí como se debe sentir un buzo que ha bajado a muchísima profundidad, se mete en un laberíntico barco hundido para investigar y se da cuenta que le queda menos de un minuto de oxígeno en su tanque. Si bien ya estaba en mis planes comprar algún rato una compu un poco más moderna, poderosa y con más espacio de disco, además de, talvez, otro disco externo, no me había dado cuenta de que esa compra tiene que ser ¡ya! Y cuando digo ya es ya. A ver, la cosa es así: de los 221 Gb del disco duro de la portátil quedan 11

Just leave him alone, he knows what he is doing!

El Kimi de Leonardo... Y así, después de cuatro años extrañando a la scuderia, al equipo al que seguí cuando no le ganábamos a nadie, al de la hermosa e inolvidable única victoria de Alesí y al de los cinco campeonatos de Schumacher ; después de cuatro años, decía, de tener que verlos desde lejos porque sus cabezas no supieron manejar al equipo como se debe y aceptaron el dinero de Santander con la condición de que boten a Jean Todt  –quien había dicho que Alonso jamás sería piloto de Ferrari mientras él sea director de equipo– y a Kimi Räikkönen , campeón mundial 2007; después de cuatro años en los que Alonso –que tanto se quejó y acusó a los de Maranello en los tiempos de Schumacher – ha perdido cuatro títulos mundiales mientras Massa no ha hecho nada; después de cuatro años, decía, teniendo que disfrutar con Vettel y esperando que el contrato de Alonso termine, la alegría ha vuelto a la casa: Kimi regresa a Ferrari . El último campeón del mundo de Ferrari , el pil

Sí se puede, pero... ¿se podrá después?

Frustración, eso es lo que dejó el partido contra Colombia. Bueno, no solo ese partido, sino todos los que la selección ha jugado últimamente. No tengo las estadísticas a la mano, pero desde que entramos al tal top ten de la FIFA, no le ganamos a nadie. Como siempre, ese sentimiento de autosuficiencia y poder, esa confianza excesiva en las propias posibilidades jugó en contra del equipo y salimos a la cancha para darnos cuenta que no jugamos como un supuesto top ten. No pasamos del empate en casa contra Argentina, perdimos con España (ambos miembros top ten también) y, para colmo, hicimos un papelón con Perú y perdimos estúpidamente con Colombia. El partido de hoy con Bolivia es vital, es la “curva neurálgica” del proceso eliminatorio –esperemos que más bien sea proceso clasificatorio– para llegar al mundial del Brasil el próximo año. Pero, más allá de clasificar, creo que habría que ver si ya en el mundial seríamos capaces de superar los octavos de final de nuestra mejor actuación

¿Nueva aventura de conciertos y rock?

Mis grandes amigos... Aliaga mandó un mail ayer, un mail importante en el que nos contaba a algunos Engendros sobre un concierto que darán en Colombia dos de las glorias del rock en español. Charly García y Fito Páez se subirán al escenario del Coliseo Cubierto El Campín , en Bogotá –qué faltos de imaginación, le ponen al coliseo el mismo nombre del estadio... mínimo y el aeropuerto se llama igual– para revivir una fecha extra de la última gira que dio cada uno: la “60x60” que García brindó el año pasado al cumplir 60 años, con una banda ampliada y de la que salió un álbum triple que está muy bueno; y “El amor después del amor 20 años” con la que Páez decidió celebrar las dos décadas de su mejor disco, un indispensable para cualquier melómano rockero que se respete, en un momento muy oportuno pues sus nuevos discos nos dejan, desde hace demasiado tiempo ya, gusto a muy poco. El mail de Aliaga no fue meramente informativo, sino que tiene la evidente mala fe de inducirnos a ab