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Mostrando las entradas de mayo, 2010

En el coro de Babel desafina un español

Concierto de Joaquín Sabina, sábado 29 de mayo de 2010, 20h30, Coliseo General Rumiñahui, Quito, Ecuador. Fue como el reencuentro con un viejo amigo... Y es que fue el reencuentro con un viejo amigo... Un viejo amigo que no visita mucho, que no me escribe mucho pero me escribe lo que quiere que me entere. Y,claro, yo también le respondo con lo que supongo le interesará saber, sobre todo porque me he dado cuenta que se nutre de experiencias ajenas para escribir sus canciones... de mis experiencias. Hace un tiempo salíamos bastante y nos embriagábamos juntos, buscábamos mujeres que después nos rompían el corazón, excusa que poníamos para embriagarnos más y para buscar más mujeres -o las mismas mujeres- que terminarían haciéndonos lo mismo. Hemos cambiado, ya casi no nos vemos ni bebemos... ¿será que estamos viejos? A mis otros amigos no les caía muy bien él, así que no podíamos salir en grupo entre todos, salvo muy contadas ocasiones, por eso fue una relación de amigo a amigo y no de gr

Es un mal sueño largo

El no concierto de Daco Rosa, 27 de mayo de 2010, Punto G Music Hall, 20h00 La historia se repite. Vamos dispuestos a disfrutar de un par de horas de buena música y tenemos que regresar con la indignación y la rabia al sentirnos estafados. Ya pasó el nefasto incidente protagonizado por los ineptos y cobardes payasos del Club Saltamontes de Síg Sig, que prefirieron esconderse y no dar la cara cuando la organización del concierto de Bunbury se les caía a pedazos. Lo mejor que se les ocurrió fue huir y lanzar a la policía contra la molesta y alcoholizada multitud que no tenía ni a quién reclamar, más molesta porque ese mismo instante nos estaban eliminando del mundial. Y mejor ni comento sobre lo que he escuchado de lo que pasó en la Plaza de Toros cuando no vino Cradle of Filth, un capítulo digno de vivirse en Springfield... Y ahora esto... Nunca ha sido uno de mis artistas favoritos, pero siempre ha tenido ese algo que me llama, esa música difícil de digerir como droga pesada, pero

¿Es demasiado pedir?

El otro día me fui a ver Clash of the Titans , versión 2010, y salí de la sala de cine con la certeza de que casi toda la gente no entiende nada. Las sonrisas de satisfacción que llenaban las caras de los espectadores después de haber visto una historia épica y espectacular llena de grandilocuencia visual -si vale la analogía (cosa que dudo)- contrastaban con mis ganas de vomitar al sentir que, otra vez, desperdicié un valioso par de horas viendo algo que no aportó absolutamente nada positivo a mi vida. Valioso par de horas que pude haber utilizado en cualquier otra cosa como, por ejemplo, ver llover por la ventana. Todo esto va a que, pese al despliegue tecnológico con efectos especiales de última generación, monstruos imposibles, ensordecedoras batallas, millones y millones invertidos en la película y el actor del momento -o gracias a todo eso-, la historia es un asco: pura basura hollywoodense de primer nivel. Pero el sentimiento no es nada nuevo, es idéntico a lo que he sentido