Mis grandes amigos... |
Aliaga mandó un mail ayer, un mail importante
en el que nos contaba a algunos Engendros sobre un concierto que darán en
Colombia dos de las glorias del rock en español. Charly García y Fito Páez se
subirán al escenario del Coliseo Cubierto El Campín, en Bogotá –qué faltos de
imaginación, le ponen al coliseo el mismo nombre del estadio... mínimo y el
aeropuerto se llama igual– para revivir una fecha extra de la última gira que
dio cada uno: la “60x60” que García brindó el año pasado al cumplir 60 años,
con una banda ampliada y de la que salió un álbum triple que está muy bueno; y “El
amor después del amor 20 años” con la que Páez decidió celebrar las dos décadas
de su mejor disco, un indispensable para cualquier melómano rockero que se
respete, en un momento muy oportuno pues sus nuevos discos nos dejan, desde
hace demasiado tiempo ya, gusto a muy poco. El mail de Aliaga no fue meramente
informativo, sino que tiene la evidente mala fe de inducirnos a abandonar
nuestros trabajos, nuestras familias y obligaciones, y de que gastemos la plata
que no tenemos para irnos al vecino país a perder la cabeza con buen rock.
¿Será que se puede?
Antes de nada, me remitiré a los antecedentes.
Quienes leen mi blog sabrán que ya me fui este año al gran concierto de The Cure en Lima; sabrán también que eso no hubiera sido posible sin la
intervención divina de la Carmenlou y su gran poder de convencimiento y
conquista, esa influencia imprescindible y benéfica que ejerce en mí; pero
sabrán también que soy pésimo para viajar y que me identifico plenamente con
este texto que Malcolm Lowry pone en boca su personaje Sigbjørn Wilderness,
protagonista de Oscuro como la tumba en la que yace mi amigo:
¿Por qué viajaría la gente? Dios sabía que Sigbjørn
detestaba repetir aquel recorrido. Para él viajar era la prolongación de todas
las angustias de que el hombre intentaba librarse con un hogar tranquilo. Una
fiebre continua, un inacabable timbre de teléfono, un perpetuo ataque al
corazón. Una angustia continua. Una interminable alarma contra incendios. Una
prodigiosa y prolongada rabieta con pataleo. ¿Tengo el pasaporte en regla?
¿Cómo impediré que me roben? ¿Cómo puedo sacar los papeles del bolsillo en esta
posición sin que se me caiga la mitad del dinero? Pero está demasiado oscuro
para ver. ¿Cómo puedo coger mi gabán? ¿Cuánto tengo que dar de propina a un
odioso granuja cubierto de granos por confundirme, violentarme y angustiarme?
No es que sea odioso tampoco; creo, por decirlo así, en la fraternidad humana.
O cubierto de granos también yo lo estuve: o granuja lo soy yo también, en
muchos sentidos. En la mayoría de los casos, probablemente sería mejor que yo
fuera un cabrón, pero, ¿cómo puedo darme una propina a mí mismo? Por fortuna,
esa clase de cuestiones no se plantean en un avión, si bien cuando bajas es
otra historia. Pero, ¿no habré dejado caer todos mis pasaportes al suelo? No
puedo moverme, no veo. ¿Cómo puedo evitar hacer el ridículo?
Eso por mi lado. Ahora habría que ver cómo va
el lado de quienes se presentan. Como ya dije al comienzo, Páez está un poco de
capa caída –para mi gusto y tomando en cuenta cómo era antes– en lo que a
composición y grabación de discos se refiere, pero, por lo que se ve en youtube
de cómo armó su gira de “El amor después del amor 20 años”, en interpretación y
banda está en un gran momento. Esto sin tomar en cuenta a aquellos que no entienden nada y piensan que ir escuchar un disco entero tocado en vivo es una pérdida de tiempo y de dinero... esa gente que no entendió jamás el alma del rock y la costumbre ancestral de un artista o banda de rendir tributo a sus obras maestras.
García sigue creciendo, como si una persona de
esa edad se pudiera recuperar en realidad después de todo lo vivido. Ya dije
alguna vez en algún lado de mi post “Vos sos Dios... vos sos lo más” que yo lo
prefería cuando era esa explosión impredecible de rock, flaco, ebrio y
alterado, pero habrá que aceptar que él se siente mejor, más sano y más lejos
de la muerte con la vida que lleva ahora. Su desempeño en el escenario va
recobrando poco a poco la fuerza y sus shows son poderosos –como se ve en
los DVDs del “60x60”–, aunque sabemos que ni él ni su voz volverán a ser lo que
eran. Ahora está preparando sus conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires, pero sospecho
que básicamente será igual al que dio aquí en el 2009.
Dicho todo esto, y tomando en cuenta el punto
en el que está mi vida, creo que la única posibilidad de verlos juntos
(posibilidad ya frustrada aquella noche de diciembre del 2002 en el Rumiñahui)
será que se le ilumine el cerebro a algún empresario y aproveche la cercanía
para traerlos por acá.
jajaja pero si te fue tan bien en Lima!! No es suficiente para hacerte cambiar de idea sobre los viajes?? Pareces un hombre 20 o 30 años mayor con esa mentalidad! :P
ResponderBorraruuuu no me odiesssssssss
Soy un vejete, lo sé... y cada vez me siento más inepto para hacer esas "cosas difíciles". Ya quisiera tener esa capacidad que tienes tú para salir de viaje.
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