Ir al contenido principal

Just leave him alone, he knows what he is doing!

El Kimi de Leonardo...
Y así, después de cuatro años extrañando a la scuderia, al equipo al que seguí cuando no le ganábamos a nadie, al de la hermosa e inolvidable única victoria de Alesí y al de los cinco campeonatos de Schumacher; después de cuatro años, decía, de tener que verlos desde lejos porque sus cabezas no supieron manejar al equipo como se debe y aceptaron el dinero de Santander con la condición de que boten a Jean Todt –quien había dicho que Alonso jamás sería piloto de Ferrari mientras él sea director de equipo– y a Kimi Räikkönen, campeón mundial 2007; después de cuatro años en los que Alonso –que tanto se quejó y acusó a los de Maranello en los tiempos de Schumacher– ha perdido cuatro títulos mundiales mientras Massa no ha hecho nada; después de cuatro años, decía, teniendo que disfrutar con Vettel y esperando que el contrato de Alonso termine, la alegría ha vuelto a la casa: Kimi regresa a Ferrari.

El último campeón del mundo de Ferrari, el piloto más divertido –pese a lo que deja ver su cara de póquer– de los últimos tiempos, el que no sigue las reglas, el que más disfruta en el podio porque puede tomar todo ese delicioso champagne: Kimi Räikkönen se volverá a vestir de rojo el próximo año y se siente como un peso que le quitaran a uno de encima porque, con su regreso, regresan las ganas de ver ganar otra vez a Ferrari... o, al menos, a una de ellas.
Kimi y James Hunt, los únicos...

Muchos dirán que es una pésima idea haber llevado a un piloto top, tan rápido, experimentado, con impresionante palmarés y gran sensibilidad para cuidar los neumáticos en estos tiempos difíciles de Pirelli; dirán que es un error porque Alonso, por más pilotazo que sea, no necesita más competencia sino más ayuda, necesita un verdadero escudero como el Barrichello de Schumacher –algo que Massa nunca logró hacer muy bien–, alguien a quien puedan decirle tranquilamente “Fernando is faster than you” para que le dé paso; dirán que Alonso debe seguir siendo el número uno y que Kimi tendrá que pelear para restarle puntos a Vettel. Puede que tengan razón... pero creo que no.

Ferrari se ha caracterizado por tener claro quién es el primer piloto y quién el segundo y se ha esmerado en darle más apoyo al “favorito” –algo que vimos hasta el cansancio a comienzos del siglo–, talvez por el triste recuerdo de la lucha fratricida del 82. Ahora está claro que no le pedirán a Kimi que sea el segundo de Alonso (ni a Alonso que le deje a Kimi ser el primero). Espero que el español se acuerde de su año en McLaren, de cómo se quejó y salió llorando porque sentía que le habían perjudicado, y no quiera ni espere que perjudiquen a Kimi por él.

La última vez que tuvimos un equipo de punta con dos súper pilotos fue cuando Hamilton y Alonso militaron en McLaren en el 2007. Gran campeonato, muy peleado el de ese año, justo el del título de Räikkönen. Habrá que ver cómo se arman los carros con tanto cambio reglamentario –sobre todo en la motorización– para el 2014. Ojalá Ferrari logre ponerse muy competitivo para que tengamos una temporada espectacular y muchas luchas entre Alonso y Kimi.

Y que gane el mejor... que gane el mejor Kimi...
Kimi y los Kiss.

Comentarios

  1. mmmm nunca sé qué decirte en estos posts... te dejo besos no más :) y que no se diga que no te comento igual!

    ResponderBorrar
  2. ohh, no comenté aquí o no aceptaste el comentario?

    ResponderBorrar
  3. ¡Gracias por comentarme aunque sea cuando escribo sobre este tipo de cosas!

    ResponderBorrar
  4. Sí me comentaste, pero no había aceptado todavía todos los comentarios. Recién lo estoy haciendo ahora durante el partido...

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Escriban, que yo no dejé a nadie...

Entradas más populares de este blog

Las enfermeras de la vida real no son como las del Show de Porcel

Ya ha pasado un año... Mi última visita a un hospital (espero que sea realmente la última) fue una mezcolanza de experiencias: el dolor insoportable, las ventajas de faltar a la oficina varios días, la incomodidad de las intravenosas... y las enfermeras... Sobre el dolor podría hacer un ensayo entero. Bastará con decir que, por esos días, cargaba el terrible peso de un corazón recientemente roto, esa sombra que a uno lo persigue a todos lados, le roba la sonrisa y se antepone a cualquier sensación o sentimiento. Pero, como dijo sabiamente mi Padawan, no hay dolor del corazón que se compare al de una rodilla rota o, en mi caso, al de un intestino rebelde. De la oficina y las intravenosas tal vez hable algún otro rato, pero de las enfermeras... Cierto es que el dolor y las drogas me sacaron de la realidad, pero también es cierto que no había nada más real que esas enfermeras. Mujeres contundentes y forradas de blanco, hacían su trabajo como quien lo ha venido haciendo por siglos. Sus ca

Lunático

Las cosas salen de los lugares menos pensados... El otro día me fui a ver La tourneuse de pages y conocí a Déborah François , la protagonista, hermosa mujer dueña de una belleza perturbadora, pese a no ser el tipo de mujer que me gusta -o talvez por eso-, y dueña también de un par de lunares en el cuello. De la película mejor no hablar, así que de una me dedico a lo que salió de la caja de Pandora que se abrió con los lunares. Fue algo totalmente imprevisto, un disparador escondido en lo recóndito del inconsciente, en la parte prohibida de la memoria... Prohibida porque es el camino directo a la bodega donde se guarda lo que no se debería volver a ver. Estoy exagerando... me gusta recordar algunas de estas cosas que alguna vez fueron letales y premeditadas minas antipersonales que dejaron enterradas ciertas chicas para volarme en pedazos después de su partida -toda mina extermina-. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que hasta el más insufrible dolor deja de ser lo que era... qué

Las prefiero con lentes

¿Que por qué me gustan las mujeres con lentes? Pues no lo sé... sólo sé que, aunque una chica me parezca guapísima, me parecerá más guapa aun si la veo con lentes. Depende también del tipo de lentes -porque hay unos que no tienen nada que ver con nada- y del tipo de mujer -porque a algunitas ni los lentes más perfectos les salvan-; en resumen, las mujeres con lentes atrapan mi mirada, y suele pasar que no las puedo dejar de mirar. Después del caso de la parada de bus aquella vez, me sentí inmortal, bien y mal. Cuando vuelvo a verla con lentes pierdo y gano algo, pero me quedo igual, sin un “que te vaya bien” ni un beso ni nada, y seguimos nuestro camino como lo que somos, como dos extraños, aunque yo pueda dibujar su cara de memoria en la oscuridad, siempre con lentes... Yo la prefiero con lentes. Ella me prefiere lejos.

¿El mejor deportista de todos los tiempos?

¿Quién es el más grande de todos los tiempos? Por primera vez en la historia de la humanidad, una persona se portará objetiva para una elección tan importante como esta. Y esa persona seré yo. Esto no es cuestión de favoritos, es cuestión de datos reales. Si fuera por favoritos, en el podio estarían tipos como el Diego, Jean Alesí y Goran Ivanišević o Schumacher, Lou Bizarro y Ben Johnson o el Macho Man, Platiní y Rolando Vera. Tampoco será una elección basada en los conceptos típicos de deportividad o algo así, como lo que decía esa frase con la que empezaba un programa de hace años en la Nueva Emisora Central: “Deportista es aquel que no solamente ha vigorizado sus músculos y desarrollado su resistencia por el ejercicio de algún gran deporte, sino que, en la práctica de ese ejercicio, ha aprendido a reprimir la cólera, a ser tolerante con su compañero, a no aprovecharse de una vil ventaja, a sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con alt

Vos sos Dios... vos sos lo más

No importa cómo, no importa cuándo... Charly García es Charly García y sólo él es Charly García. Así esté vestido impecablemente, con los ojos pintados, revolcándose ebrio, lanzándose desde el noveno piso a la piscina, destrozando los amplificadores, demoliendo hoteles, casi inmóvil frente al piano, pateando fans o recibiendo un Grammy, tiene tanto para dar con esa genialidad que le desborda, que me obliga a preguntarme hasta dónde podrá llegar... hasta dónde la podra aguantar el mismo García. Fui a su concierto el sábado (21 de noviembre de 2009, en el coliseo General Rumñahui de Quito). Es la tercera vez que lo veo ahí, en el escenario, repitiéndome las cosas que me ha dicho toda la vida desde sus discos. Es algo que había dado por perdido... No esperaba volver a verlo, al menos no aquí. Pensaba que talvez en algún hipotético -y poco probable- viaje a la Argentina podría verlo tocar otra vez en algún bar, en alguna disco, en una plaza... en cualquier lado... Ahora, con la emoción cer