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Mostrando las entradas de 2009

El regalo prometido

Llegada la Navidad solía mandar un mensaje a un montón de gente con los típicos deseos de temporada y los de fin de año y bla, bla, bla... Ahora me da muchísima pereza hacerlo -además que después de andar por las calles todos estos días me he dado cuenta que la temporada navideña sólo aumenta a límites inimaginables la imbecilidad de los quiteños (no hablo del resto del mundo porque no he estado por allá) y no creo que sirva de nada ningún mensaje de amor y paz-. Por eso adjunto esto que me llegó en una de esas estúpidas cadenas -que tampoco reenviaré a nadie- y espero que disfruten estos días. Mejor llenarse la boca de amor...

Orgasmo global...

Una vez, hace unos 5 ó 10 años, no sé, soñé que había una alineación planetaria o algo así, que consistía en que todos los planetas se acercaban bastante a la Tierra. Entonces yo salía a ver el firmamento por la noche y se le veía todo lleno de astros, como en las películas hollywoodenses de ciencia-ficción. Ahí estaba claramente Júpiter, había muchísimas estrellas, se veían galaxias a lo lejos -que, encima más, giraban lentamente como estación espacial en película de Kubrick-, la Luna inmensa, Marte, Saturno con sus anillos. Era algo espectacular y, en cierta forma, maligno. Ese tipo de belleza cósmica ocasionaba la histeria general porque mucha gente creía que se acabaría el mundo... Después de ese sueño se me metió en la cabeza la pregunta de si habría alguna vez algún fenómeno natural, algún acontecimiento cualquiera que sea capaz de ocasionar la locura con solo mirarlo o con el solo hecho de que exista o suceda. La gente corriendo, enloquecida, no sé si para bien o para mal. Pero

¿Quién es Franklin Ramírez?

Este es un post que quería escribir desde hace mucho. Hoy, justo hoy, amerita más que nunca porque pude por fin confirmar de quién se trata. La primera vez que escuché su nombre fue de boca de mi hermano, cuando me relató lo que le había dicho un amigo suyo. Era la época del colegio y habíamos ido a algún lugar -no me acuerdo si era una fiesta, una peña, algún tipo de evento deportivo, un concierto, una kermesse (seguramente el Emo sí se acuerda)...- y el Villegas le preguntó "¿Viniste con el Franklin Ramírez?" a lo que el Emo respondió "estoy con mi hermano" . Con un poco de asombro el Villegas preguntó "¿Tu hermano es el Franklin Ramírez?" Nunca entendí por qué le dijo eso si sí me conocía, o al menos eso creo. De ley me había visto en los patios del colegio. Después bromeábamos con eso y por eso mismo nunca se me olvidó el nombre. Pero bueno, un hecho aislado... hasta que un día... Un tipo en una peña se me acercó y me dijo "Qué más, Franklin&quo

Vos sos Dios... vos sos lo más

No importa cómo, no importa cuándo... Charly García es Charly García y sólo él es Charly García. Así esté vestido impecablemente, con los ojos pintados, revolcándose ebrio, lanzándose desde el noveno piso a la piscina, destrozando los amplificadores, demoliendo hoteles, casi inmóvil frente al piano, pateando fans o recibiendo un Grammy, tiene tanto para dar con esa genialidad que le desborda, que me obliga a preguntarme hasta dónde podrá llegar... hasta dónde la podra aguantar el mismo García. Fui a su concierto el sábado (21 de noviembre de 2009, en el coliseo General Rumñahui de Quito). Es la tercera vez que lo veo ahí, en el escenario, repitiéndome las cosas que me ha dicho toda la vida desde sus discos. Es algo que había dado por perdido... No esperaba volver a verlo, al menos no aquí. Pensaba que talvez en algún hipotético -y poco probable- viaje a la Argentina podría verlo tocar otra vez en algún bar, en alguna disco, en una plaza... en cualquier lado... Ahora, con la emoción cer

Dejarlas partir

Como entrar al camerino después del partido final, con la tristeza incontenible en el alma, con la camiseta de algún contrario en la mano, con una medalla de perdedor en el cuello y con demasiados goles en contra. No podía faltar la comparación futbolística porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando ... Es justo en ese maldito momento en que uno se da cuenta que el trabajo de toda la temporada se fue a la basura, todos los goles, todas las ilusiones, todo el sufrimiento, las remontadas, los instantes de gloria, los empates al último minuto, los pénales detenidos. El partido más importante es la final, justo el partido que se perdió... que lo digan los tipos del equipo que perdió el Super Bowl el año pasado -no me acuerdo quiénes eran, sólo sé que perdieron contra el equipo de Manning- . Ser segundo no está mal, es el subcampeón, el segundo mejor... el primero de los perdedores. Y es también en ese maldito momento, el mismo maldito momento, que uno se da cuenta que, para estar en

Prefiero cantar rocanrol donde conviene estar callado

(Concierto de Enrique Bunbury en Quito, Ecuador, parte de la gira Hellville de Tour, jueves 8 de octubre de 2009, Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 21h00... y el no-concierto de Bunbury en el estadio municipal de Sígsig el sábado 10 de octubre de 2009) Pensaba escribir un post como el de los conciertos anteriores ( Sabina , Soda , Calamaro -no el de Roger Hodgson -) cuando tenía todavía los tímpanos vibrando por el volumen de las guitarras, pero no me sentí muy a to no para hacerlo. Quisie esperar un poco hasta sentir que ya era el momento, pero nunca lo sentí, así que, para no dejar qu e el tiempo siga pasando, me pongo frente a la compu y me pongo a escribir, sin sentirme a tono... porque talvez nunca lo esté con ésto. Bastaría decir que fue uno de los mejores conciertos de la vida. Toda la excelente pretemporada, el amor por las nuevas canciones, la avidez de encontrar los setlists de los conciertos pasados, la emoción de la espera... hasta que ya estás ahí, se apagan l

Tengo que pensar que ahora soy mayor

Sensaciones olvidadas que, de un día para otro, renacen y se quedan como si nunca se hubieran ido. Como una canción que amaste y que, casi sin darte cuenta, dejaste de escucharla y la archivaste en la memoria, pero que regresa vengativa en la emisora más escondida y la escuchas justo cuando vas en un taxi. Como el boleto de lotería ganador que compraste una vez sin que te hayas molestado en chequear los resultados de ese sorteo, que espera paciente en el fondo de un cajón y sale en medio de la mudanza, llevando su número directo a la web de Lotería Nacional y te detiene el corazón -no como quisieras- al ver coincidir cada dígito. Como la salida con los amigos, justo cuando no tenías ganas de salir pero ellos molestaron tanto que acabaste accediendo, la mesa del bar y las miradas que se cruzan con la chica más guapa del lugar, quien al final de la noche te da su número para que la invites a salir. Como el regreso del gatito que creías perdido, maltrecho pero ronroneante, adolorido y mue

Entre las curvas

Puede que haberme quedado dos vueltas más en pista sea suficiente para alcanzar la punta. Mi monoplaza surca el trazado como un tren bala sobre sus rieles, la línea perfecta, al máximo en las curvas sin perder una milésima. Salgo de la parabólica y me enfilo con al acelerador a fondo en la recta principal... Segundos interminables con el motor a mil. Me acerco al semáforo y pienso en el miedito estúpido que me ataca cada vez que paso por aquí -que se cayera el semáforo sobre mí... qué imposible-. Nuevo récord de vuelta. Se enciende una luz en el tablero, es la indicación del equipo. Una vuelta más... una vuelta más y entraré a pits para el tanqueo y el cambio de llantas. No debo fallar... no puedo fallar. Llego a la variante del Rettifilo, la chicana que alguna vez me resultó rematadamente complicada y que ahora incrementa mi confianza. Entro a 340 y salgo como a 70, pisando los pianos todo lo que mi auto rojo y el reglamento me lo permiten, y dejo atrás la vida que Ronnie Peterson ent

El efecto iPod

Todo puede cambiar con la banda sonora indicada... El estado de ánimo, la velocidad de la caminata, la cantidad de calor o de frío, el estado de vigilia, las ganas de hacer o no hacer algo... incluso la suerte. Salgo de casa por la Sarmiento... lo de siempre en la calle y en mí. Cuando de repente, detrás de un árbol se aparece Piazzola con su Balada para un loco y la gente se borra del mundo. Camino con la sonrisa en toda la cara, respiro dejando a un lado el smog y los semáforos hasta me dan paso siempre. Te hace creer que hoy será un buen día. Pasan las horas, interminables y terribles y te encuentras a ti mismo en el asiento trasero de un taxi , regresando a casa con los audífonos puestos, escuchando la Polonaise de Shigeru Umebayashi y sintiendo a los recuerdos que te caen encima destructivos como un gol del rival en el último minuto de los suplementarios. Nada que hacer... Me subo al bus y se me acerca un niño con su macabro plan de recolectar malhabidamente algo de dinero

El mejor dotado de los conductores suicidas

"I think it is well known that if I want someone to stay behind me and I am faster, then he stays behind me." Hoy son 27 años -27, como el número de su Ferrari, que él convirtió en leyenda y que después llevaron otros pilotos de la casa de Maranello como Alboreto, Mansell, Berger, Alesí y hasta creo que el mismo Schumacher-, 27 años de la muerte de Gilles Villeneuve, tras ese estúpido accidente en las clasificaciones de Zolder. Talvez si Pironi (su coequipero en Ferrari) no hubiera desobedecido la orden del equipo y no lo hubiera pasado peligrosamente en la última vuelta del GP de San Marino, un par de semanas antes del accidente, Gilles no hubiera salido como un desalmado a clasificar y no hubiera pasado nada. Pensándolo bien, él siempre manejaba como un desalmado... y eso le hizo ser quien es hoy. Nunca lo vi correr, sólo he visto videos viejos, pero eso basta para admirarlo y adorarlo, como buen hincha de Ferrari que soy. Un tipo de sonrisa amplia que comenzó corriendo en

El señor Chow

Hace un tiempo -creo que fue en el cumpleaños del Juanes-, conversando de todo un poco, el Armando me preguntó por mi top five de películas de todos los tiempos. No supe qué contestarle porque siempre me ha parecido muy complicado hacer una lista ordenada de mis películas favoritas. Lo único que supe es que dentro de ese top five definitivamente estaría 2046 de Wong Kar Wai. Sé que a mucha gente le parece una película malísima, sobre todo después de haber visto In the mood for love , pero más bien es gracias a In the mood for love que 2046 ha llegado a ser lo que es para mí. Y es que el Sr. Chow de la una no es igual al Sr. Chow de la otra, parece un personaje totalmente diferente, otro tipo, y eso me encanta... seguramente porque yo tampoco soy el mismo tipo de In the mood for love ... A veces, eso también me encanta, lo que me hace sentir bastante tranquilo, en realidad. Jugar a ser el Sr. Chow puede ser muy divertido si dejamos de lado las partes dolorosas, aunque siempre queda l

Los últimos besos

El último beso que di fue rápido, tranquilo, un poco apurado, frente a la parada de la Ecovía... la despedida, con un taxi que paraba para llevársela, con el vacío de una ciudad en feriado donde nadie se acercó a nosotros para mojarnos. Bueno, el último beso fue ayer por la noche, en un sueño, pero mis sueños no importan... nunca han importado, así que mejor me limito a la vida real. El último beso hasta hoy... Pero ha habido otros últimos besos, sellos definitivos sobre historias de amor, de pasión, historias que no debían suceder, historias que no ten ían que terminar... La gran mayoría de ellos llegaron junto con mi completa seguridad de que era el último, así que iban acompañados también de la rotura del corazón, besos tristes con bonitas canciones de fondo. Al primer último beso que tuve no lo recuerdo muy bien. Creo que fue en la esquina de esa gasolinería de la 10 y Naciones Unidas, aunque puedo estar equivocado. Tengo que reconocer que no fue con la misma chica de mi primer bes

Me necesito enamorar

Es fácil... es muy fácil. Saber lo que uno quiere simplifica las cosas para todos... Para todos excepto para mí. Aclarémoslo... Aceptémoslo... ¿Dónde diablos voy a conseguir lo que quiero? Hoy, más que nunca, tengo claros los detalles, las formas, los comportamientos, el todo... El todo de la mujer que ha de ayudarme a regir mi vida de hoy en adelante. Y por eso, por el conocimiento que tengo de lo que quisiera que fuera mi futuro, sé que me lo arruiné para siempre, porque ¿de dónde diablos voy a sacar una mujer así? ¿Existe, acaso, lo que para mí es la perfección? ¿Qué demonios me pasa? Unos pocos puntos que la definen, ayudan también a definir mi grado de estupidez: Primero, lo que El Tipo y yo fuimos descubriendo con el pasar de los años, con el pasar de las mujeres que desfilaban frente a nuestros ojos, tan lejanas, tan de pasarela europea y televisiva, tan de rompecorazones teledirijidos: flaca, alta, blanca, narizona, pelo negro, largo, lacio, ojos negros... Y LENTES... LENTES...