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Música de los tiempos – cuarta parte: 2003

Bueno, a lo que vinimos. Ahora me toca reseñar esa música del 2003. Diez años ya de eso, razón que no me acuerdo nada. No debería decir “nada”, pues la verdad tengo muy gratos recuerdos de ese año, algunos de los cuales parecen mucho más lejanos y a otros los veo como si fueran hechos recientes en la vida. Me acuerdo, por ejemplo, que en 2003 empecé la mejor parte de la carrera en Comunicación: la especialización –o como sea que le hayan llamado en ese tiempo– en Literatura y que ese detalle generó vivencias muy divertidas que suelen regresar a mi cabeza para alegrarme el día. Y ahora que me veo al espejo me encuentro diez años más feliz que joven.

Después de la breve y patética introducción, se vienen los temas:

Blinded by the light – Manfred Mann’s Earth Band

Estaba viendo la tele una de esas noches en las que uno no se encuentra a sí mismo, cambiando los canales porque no había nada que valiera la pena y pasé por un canal en el que estaban dando una de esas propagandas larguísimas de venta de algo. Como el producto con el que intentaban estafar al espectador era una colección de discos, me quedé viendo un rato. Realmente ya no me acuerdo de qué eran los discos, si eran sólo de los 70, si era una colección de las “décadas de oro” del rock o qué. La cosa es que aparecía gente hablando de lo buenos que eran los discos, salía una voz en off que pregonaba las ofertas maravillosas y a ratos pasaban fragmentos de las canciones con sus respectivos videos. Entre esos fragmentos apareció Blinded by the light y, como era de esperarse, me cautivó. No tenía nada a mano para anotar el nombre del tema ni de la banda, así que pensé que pasaría y nunca más lo escucharía. Pero, como dije antes, la propaganda era larguísima, y esa duración exagerada se debía a que se repetía y se repetía infinitamente... a la tercera vez ya estuve listo y anoté los datos. Esos debieron haber sido tiempos de emule, o talvez le pedí a mi amigo Miguel el Búho que me dé bajando el tema. Y ahí pude descifrar cosas como ésta: “Some silicone sister with her manager mister told me I've got what it takes. She said ‘I'll turn you on sonny to something strong, play the song with the funky break’. And go-kart Mozart was checking out the weather chart to see if it was safe outside and little Early Pearly came by in her curly-wurly and asked me if I needed a ride”. Sea como sea, esta obra maestra de Bruce Springsteen –que no tuvo éxito con “The Boss”– llegó en su mejor versión a mi computadora y me ha acompañado desde ese entonces. Me encanta ese final con voces cruzadas, la música que va creciendo y uno sólo espera el orgasmo auditivo. Una genialidad.

By this river – Brian Eno

A Martin L. Gore lo conocemos por ser el tipo rubio con voz de ángel que acompaña a Dave Gahan y al gordito en Depeche Mode. Si bien Gahan es la voz que hace inconfundible a la banda, las composiciones de Martin L. Gore son las que han llevado a Depeche Mode a ocupar el merecidísimo lugar que ocupa en la historia de la música popular. Es que el tipo es realmente un genio, uno de esos genios que no se mueren por destacar frente a todos, no es un showman pero es un instrumentista consumado y un compositor sólido que gusta de la experimentación. Si bien siempre he estado acostumbrado a que nos regale un sonido electrónicamente más salvaje –o talvez justo por eso– este tema me sorprendió, y me sorprendió más cuando, después de haber creido esto por algún tiempo, me enteré que no era Martin Gore, sino Brian Eno en su etapa post Roxy Music.

Al ver La stanza del figlio, película del 2001 de Nanni Moretti, resulta imposible no quedarse con By this river dando vueltas en la cabeza. La escena en la que el papá (Moretti) entra a la tienda de discos y pide que le pongan el tema es hermosa, pero me gusta más la otra, cuando la familia (Moretti y los otros) se despiden de la ex novia del hijo y se quedan caminando, como perdidos, en un espacio grande, como un puerto, mientras nosotros los vemos desde un helicóptero y escuchamos este gran tema: “Here we are, stuck by this river, you and I underneath a sky that's ever falling down, down, down... Ever falling down.” Perdón si no es exactamente así, pero no he vuelto a ver esa película desde el 2003.

Quédate – Ultravioleta

Aunque sea difícil de creer, en la lista de temas de este año está la pobre voz de Marcel Chávez, conocido por haber tenido una banda en el colegio y después haber sido el vocalista de Glass y de ese otro grupo cuyo nombre, que no me acuerdo, sonaba como a un plagio en español de Soul Asylum –ni siquiera estoy seguro que él haya estado ahí–. Este intento de fusionar el rock, pop o lo que sea con música electrónica, no salió del todo mal. El sonido que tienen –o tenían– no carecía de cierta gracia y hasta se volvía ligeramente pegajoso. La instrumentación era buena, sobre todo porque en la guitarra estaba el maestro Diego Carvajal, quien para mí es, largamente, el mejor guitarrista del Ecuador –al menos en lo que a rock se refiere– aunque en estos temas sea imposible poder demostrar todo su talento. Creo que también había por ahí algún otro gran músico, no me acuerdo bien. En resumen, una letra tirando a romanticona, un ritmo suave, buena producción y hasta un video fue lo único que nos dejó Ultavioleta, y que, por algún extraño motivo, logró llegar hasta esta lista. “Dime qué hago yo con esta almohada de más y esta sensación que dejas cuando no estás. Dime qué hago ahora con la oscuridad. Dime qué hago yo con mi soledad...”

Fueron los celos – La Unión

Es raro. Cuando recuerdo este tema y el anterior, recuerdo también el sentimiento que tenía en ese tiempo, el estar mirando al horizonte durante la calma antes de la tormenta, sin darme cuenta que la tormenta venía a mis espaldas. La versión en vivo no me gusta tanto, pero la original tiene ese ambiente de mediados de los 80 –aunque está en el Tentación, del ’90–, sin muchos sonidos, pop español en su máxima expresión, lo mejor que hizo La Unión, ese mismo pop que ha generado otros himnos como el Nena de Bosé. La letra me gustó desde un inicio, directa, simple y renacida al escucharla en el 2003 –porque obviamente la conocía de antes–. Me acuerdo que la escuchaba en el cuarto del Emo porque ahí estaba la computadora, y que cogía la guitarra para acompañar el tema con la línea de bajo –línea que, por cierto, ya no recuerdo– y la repetía y la repetía y disfrutaba de la suavidad varonil de la voz de Rafa Sánchez. A veces la canción venía acompañada de Ella es un volcán, una buena dupla que me traía recuerdos, sensuales a veces, tristes otras veces. “Sé que me perdió el orgullo, siempre hago igual. Con las cosas que más quiero soy tenaz. Solo pretendía guardar algo de mi posesión. Fueron los celos, fueron los celos...”

Last dance – Sarah McLachlan

No hay mucho que se pueda decir de esta pieza instrumental. Directo del Surfacing me llegó cuando recién empezaba a ser amigo de Monstrina y ella me prestó su colección de Sarah McLachlan para rippear. Esta canción, como suele sucederme, se me quedó pegada, y me acompañó largamente, sobre todo cuando andaba triste –y hubo muchos momentos de tristeza por esos años– y melancólico –idem–. Alguna vez creo que hasta me dispuse a sacar el tema en el órgano, cosa que seguramente no dio ningún resultado positivo. Es que me encantaba la melodía, el sonido a piano de cantina después de que todos se han ido, el triste silbido –o lo que sea esa cosa que suena por el fondo– que lo acompaña y esa necesidad de un abrazo para curarse por fin de todo eso. Lo único que conocía de Sarah McLachlan era su Angel, parte de la banda sonora de City of angels, y conocerla mejor fue muy bueno porque es una compositora que denota manejar muy bien su estilo.

Bang bang (my baby shot me down) – Nancy Sinatra

Aquí empieza una trilogía, auspiciada también por Monstrina, quien, al volver de Buenos Aires, trajo consigo la banda sonora de Kill Bill vol. 1. Nos la pasamos escuchándola en todos lados, todo el tiempo por un tiempo. Para mí fue una experiencia completa, pues fui a ver la película de Tarantino –la última en la que realmente fue él– después de haber diseccionado exhaustivamente el soundtrack. Conocía cada canción y me emocionaba al escucharla frente a la gran pantalla, elogiaba el buen gusto y la sensibilidad para incluir los temas en el momento preciso, aunque ahora ya no me acuerdo muy bien dónde iba cada una. Como para continuar con esa sensación del tema anterior de la lista, la tranquila pero sufrida voz de Nancy Sinatra –tan bien acompañada por esa guitarra con el treble justo y la reverberancia de los tubos de vacío del ampli– me dejaba con la pistola humeante en las manos. “Now he's gone, I don't know why and till this day, sometimes I cry. He didn't even say goodbye, he didn't take the time to lie. Bang bang, he shot me down... Bang bang, I hit the ground... Bang bang, that awful sound... Bang bang, my baby shot me down...”

Twisted nerve – Bernard Herrmann

Sacada también de Kill Bill vol. 1, esta melodía se me metió en la cabeza y, como muchos otros tarados, también yo iba silbándola todo el tiempo –y eso que en ese tiempo no tenía celular, porque capaz y hasta la hubiera puesto de ringtone, como muchos otros tarados–. La escena en la que Elle Driver va infiltrada y vestida de enfermera para matar por fin a la novia comatosa y camina por el corredor del hospital como la reina del mundo, esa mujer inmensa con su parche en el ojo, su aire de realeza y su instinto asesino afilado, esa escena es de las que a uno se le graban en la memoria. Lástima que hoy tenga que ver una película muda (Street angel) para mi otro curso de coursera.org, porque después de estar rememorando todo esto, sólo tengo ganas de volver a ver Kill Bill.

Woo Hoo – 5678's

Y dale con las instrumentales. Y dale con las de la banda sonora de Kill Bill vol 1. Canción divertida si las hay, este maravilloso Woo Hoo también iba conmigo a todos lados. Bueno, con nosotros, porque el CD estaba siempre en el carro de Monstrina. Ese sonido rocanrolero, un poco sucio, sin la pulcritud de una grabación del siglo XXI, ese desenfado con el que se les ve tocar en la película al girl trío que son las 5678’s –y que contrasta totalmente con cómo son cuando no están detrás de sus instrumentos– ese aire de los 60, todo hace que este tema suene a algo perfecto pero simple, demasiado corto para quienes siempre nos quedamos con ganas de más cuando de rocanrol se trata. Por supuesto que saqué ésta en la guitarra, con bajo y todo, y suele venir a mis dedos cuando la tengo entre las manos, como para cambiar un poco lo triste y aburrido que suele ser mi repertorio normalmente.

Ha sido un complicado retorno al 2003, con recuerdos y cosas lindas, pero con muchos líos para escribir. Ahora sólo espero que no quede demasiado mal.

Música de los tiempos: 2003 (en YouTube)

Comentarios

  1. No, no quedó mal. 2003.... yo estaba por defender mi tesis de biología marina, todavía no te conocía. Tiempos aquellos, en mi adorada Valdivia bajo la lluvia. No logro recordar ninguna canción de ese año. Pff, fatal.

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    1. Trata de recordar los tiempos de la tesis, qué escuchabas, qué música te acompañaba. Así hago yo y, ya ves, logré recuperar algunas canciones.

      Besos.

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