Ir al contenido principal

En el coro de Babel desafina un español

Concierto de Joaquín Sabina, sábado 29 de mayo de 2010, 20h30, Coliseo General Rumiñahui, Quito, Ecuador.

Fue como el reencuentro con un viejo amigo... Y es que fue el reencuentro con un viejo amigo... Un viejo amigo que no visita mucho, que no me escribe mucho pero me escribe lo que quiere que me entere. Y,claro, yo también le respondo con lo que supongo le interesará saber, sobre todo porque me he dado cuenta que se nutre de experiencias ajenas para escribir sus canciones... de mis experiencias. Hace un tiempo salíamos bastante y nos embriagábamos juntos, buscábamos mujeres que después nos rompían el corazón, excusa que poníamos para embriagarnos más y para buscar más mujeres -o las mismas mujeres- que terminarían haciéndonos lo mismo. Hemos cambiado, ya casi no nos vemos ni bebemos... ¿será que estamos viejos? A mis otros amigos no les caía muy bien él, así que no podíamos salir en grupo entre todos, salvo muy contadas ocasiones, por eso fue una relación de amigo a amigo y no de grupo de amigos. Me conocía muy bien, como quedó claro allá por el 2006. Me encanta reencontrarme con alguien así, aunque me faltó el brindis de rigor mirándole a los ojos... Ya habrá otra ocasión... espero.

Aunque, al igual que la última vez -esa vez con Serrat-, le faltó un poco más de rocanrol (bueno, no, esa vez le faltó bastante rocanrol), fue un concierto memorable... pero debo aceptar que nada como la primera vez, esa del Ágora. Fue un viaje al pasado, una invitación a recordar cuando nos llevábamos tan bien y no nos preocupaba mucho nada más que el presente, por más doloroso que éste fuera. La irresponsabilidad... qué recuerdos... Pero bueno, más de dos horas, mucha conexión con la gente que casi llenó el coliseo, la imprescindible complicidad con sus músicos, con Mara (buen reemplazo para la irremplazable Olga Román), para poner sobre las tablas mucho más que una canción tras otra, para activar la máquina del tiempo y llevarnos de paseo. No me gustó la versión sonera de Medias negras -prefiero la versión bien bluseada- pero me encantó Como un dolor de muelas (un momento que entró directo al top 5 de todos los conciertos de mi vida); los nuevos temas entraron un tanto a la fuerza -ya hablaré oportunamente de lo que está pasando con los nuevos discos de los viejos artistas- y se disfrutó bien. Algunos pequeños problemas de feedback y la guitarra de Jaime Asúa que dejó de sonar al final. Casi imperceptibles desafinaciones de Joaquín -no tanto como las del mismo Asúa que no le cogía el tono en Llueve sobre mojado-, canciones tocadas un medio tono más abajo para que los años, los cigarrillos y la altura quiteña no interfieran, la dupla mortal de saltos y gritos salidos del corazón con Aves de paso seguida de Peor para el sol... y el sueño cumplido de saltar y gritar por fin que " si lo que quieres es vivir cien años, no vivas como vivo yo"...

El setlist:

... Blues del alambique (pista)
... Intro (Lili Marlen)
01. Tiramisú de limón
02. Viudita de Clicquot
03. Ganas de...
04. Medias negras
05. Aves de paso
06. Peor para el sol
07. Por el boulevard de los sueños rotos
08. Llueve sobre mojado (con Jaime Asúa)
09. Conductores suicidas (Pancho Varona)
10. Como un dolor de muelas (Mara Barros)
11. Y sin embargo te quiero (Mara Barros) + Y sin embargo...
12. Cristales de bohemia
13. Una canción para la Magdalena
14. Peces de ciudad
15. ¿Quién me ha robado el mes de abril?
16. Embustera
17. Calle Melancolía
18. 19 días y 500 noches
19. Princesa

---
20. Amor se llama el juego (Antonio García de Diego)

21. Vinagre y rosas
22. Noches de boda + Y nos dieron las diez
---
23. El caso de la rubia platino (con Antonio García de Diego y Jaime Asúa)
24. Contigo
25. Pastillas para no soñar
... Crisis (pista)

Y así se fue yendo la noche entre canción y canción -antes había estado Rock Vox (¿por qué todo el mundo cree que es Rock Box?) con un poco de rock clásico: primero un tema que no sé qué sería, después Drive de The Cars, Fields of gold de Sting y Comfortably numb de Pink Floyd (que, pese a todo lo gran guitarrista que es Pablo Estrella, tuvo los solos más aburridos que jamás se tocaron en ese gran tema [complicado y peligroso ponerse a jugar con los mejores solos de la historia del rock {ya lo demostró Danny Cavanagh}])-. Había muchas mujeres a quienes les encanta Sabina pero no entienden de qué va la cosa -como en todos sus conciertos-. El tiempo se fue volando y de repente se acabó todo, sin La del pirata cojo y sin Pacto entre caballeros, que estaba en el setlist de ellos. Aunque no dijo algo tan bonito como ese memorable "No hay que hacer un jardín en el Panecillo, que ni tú eres Guayasamín ni yo Julio Jaramillo" que le dijo a Serrat, se mandó una joyita para Quito:

Uno escribe siempre la misma canción
sobre un niño con cara de viejo
que se atreve a volar bajo el cielo marrón
que agoniza detrás del espejo.

Uno inventa siempre la misma canción
del poeta borracho y su musa
del teclado mellado del acordeón
del pecado mortal sin excusas.

Uno canta siempre la misma canción
otra noche en el bar de la esquina
cerca de la estación donde duerme un vagón
cuando el tiempo amenaza rutina.

Uno rumia siempre la misma canción
como un perro ladrando a una luna
con la misma trompeta y el mismo trombón
del mariachi que no hizo fortuna.

Uno acaba nunca la misma canción
entre el cómo y el dónde y el ya
luego llega la hora de alzarse el telón
y abrazar a mi gente de Quito...

Comentarios

  1. Ay ay ay... que me he perdido... no he entendido bien ese último párrafo que agregaste... me perdí en el bosque de paréntesis, canciones y comentarios contra las mujeres... ¿qué es eso de "muchas mujeres a quienes les encanta Sabina pero no entienden de qué va la cosa"?
    Me gustó mucho la primera parte de este post señor gatuno :)
    ¿Cuál es tu canción favorita de Sabina?
    Hoy por tu post, o quizás por otros motivos, he andado toda la mañana cantando "Con la frente marchita"...
    besos Alejito

    ResponderBorrar
  2. Tienes razón... creo que debí haber explicado un poco más ese párrafo. Son varias cosas: había muchas mujeres en el lugar, como es natural, porque les gusta Sabina, lo aman, lo idolatran, pero... Una vez hablaba con mi amigo Lucho -gracias a quien asistí al concierto- y decíamos que cómo es que hay tantas mujeres a las que les gusta Sabina, y debe ser porque no entienden que, básicamente, está cantando contra ellas. Llegábamos a la conclusión de que (1) les gustan las canciones románticas -que son pocas en comparación de las otras- y al resto las escuchaban igual por ser de su "cantante favorito", (2) son masoquistas y les gusta el maltrato (3) algunas realmente disfrutan de la comunión perfecta entre poesía y canción -talvez éste sea el caso más común, después de todo-. La persona más sabinera que conozco en el mundo entero es una mujer, una mujer que puede sentir, cantar, gritar y llorar esas canciones y dedicárselas a otra chica, porque es lesbiana. Al comparar reacciones femeninas con la música de Sabina, créanme que en ella se nota un sentimiento que no lo he visto en otras mujeres a quienes también les gusta mucho.

    Pero bueno, también debí haber aclarado que muchos hombres no entienden nada de nada en lo que a Sabina se refiere... y de esos también había bastantes, aunque siempre son más los que hasta se disfrazan como Joaquín y van a los conciertos.

    Eso... espero que haya quedado más claro.

    Sobre mi canción favorita de Sabina... debe ser Aves de paso... esa canción me ha salvado la vida más de una vez...

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Escriban, que yo no dejé a nadie...

Entradas más populares de este blog

Las enfermeras de la vida real no son como las del Show de Porcel

Ya ha pasado un año... Mi última visita a un hospital (espero que sea realmente la última) fue una mezcolanza de experiencias: el dolor insoportable, las ventajas de faltar a la oficina varios días, la incomodidad de las intravenosas... y las enfermeras... Sobre el dolor podría hacer un ensayo entero. Bastará con decir que, por esos días, cargaba el terrible peso de un corazón recientemente roto, esa sombra que a uno lo persigue a todos lados, le roba la sonrisa y se antepone a cualquier sensación o sentimiento. Pero, como dijo sabiamente mi Padawan, no hay dolor del corazón que se compare al de una rodilla rota o, en mi caso, al de un intestino rebelde. De la oficina y las intravenosas tal vez hable algún otro rato, pero de las enfermeras... Cierto es que el dolor y las drogas me sacaron de la realidad, pero también es cierto que no había nada más real que esas enfermeras. Mujeres contundentes y forradas de blanco, hacían su trabajo como quien lo ha venido haciendo por siglos. Sus ca

Lunático

Las cosas salen de los lugares menos pensados... El otro día me fui a ver La tourneuse de pages y conocí a Déborah François , la protagonista, hermosa mujer dueña de una belleza perturbadora, pese a no ser el tipo de mujer que me gusta -o talvez por eso-, y dueña también de un par de lunares en el cuello. De la película mejor no hablar, así que de una me dedico a lo que salió de la caja de Pandora que se abrió con los lunares. Fue algo totalmente imprevisto, un disparador escondido en lo recóndito del inconsciente, en la parte prohibida de la memoria... Prohibida porque es el camino directo a la bodega donde se guarda lo que no se debería volver a ver. Estoy exagerando... me gusta recordar algunas de estas cosas que alguna vez fueron letales y premeditadas minas antipersonales que dejaron enterradas ciertas chicas para volarme en pedazos después de su partida -toda mina extermina-. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que hasta el más insufrible dolor deja de ser lo que era... qué

Las prefiero con lentes

¿Que por qué me gustan las mujeres con lentes? Pues no lo sé... sólo sé que, aunque una chica me parezca guapísima, me parecerá más guapa aun si la veo con lentes. Depende también del tipo de lentes -porque hay unos que no tienen nada que ver con nada- y del tipo de mujer -porque a algunitas ni los lentes más perfectos les salvan-; en resumen, las mujeres con lentes atrapan mi mirada, y suele pasar que no las puedo dejar de mirar. Después del caso de la parada de bus aquella vez, me sentí inmortal, bien y mal. Cuando vuelvo a verla con lentes pierdo y gano algo, pero me quedo igual, sin un “que te vaya bien” ni un beso ni nada, y seguimos nuestro camino como lo que somos, como dos extraños, aunque yo pueda dibujar su cara de memoria en la oscuridad, siempre con lentes... Yo la prefiero con lentes. Ella me prefiere lejos.

¿El mejor deportista de todos los tiempos?

¿Quién es el más grande de todos los tiempos? Por primera vez en la historia de la humanidad, una persona se portará objetiva para una elección tan importante como esta. Y esa persona seré yo. Esto no es cuestión de favoritos, es cuestión de datos reales. Si fuera por favoritos, en el podio estarían tipos como el Diego, Jean Alesí y Goran Ivanišević o Schumacher, Lou Bizarro y Ben Johnson o el Macho Man, Platiní y Rolando Vera. Tampoco será una elección basada en los conceptos típicos de deportividad o algo así, como lo que decía esa frase con la que empezaba un programa de hace años en la Nueva Emisora Central: “Deportista es aquel que no solamente ha vigorizado sus músculos y desarrollado su resistencia por el ejercicio de algún gran deporte, sino que, en la práctica de ese ejercicio, ha aprendido a reprimir la cólera, a ser tolerante con su compañero, a no aprovecharse de una vil ventaja, a sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con alt

Vos sos Dios... vos sos lo más

No importa cómo, no importa cuándo... Charly García es Charly García y sólo él es Charly García. Así esté vestido impecablemente, con los ojos pintados, revolcándose ebrio, lanzándose desde el noveno piso a la piscina, destrozando los amplificadores, demoliendo hoteles, casi inmóvil frente al piano, pateando fans o recibiendo un Grammy, tiene tanto para dar con esa genialidad que le desborda, que me obliga a preguntarme hasta dónde podrá llegar... hasta dónde la podra aguantar el mismo García. Fui a su concierto el sábado (21 de noviembre de 2009, en el coliseo General Rumñahui de Quito). Es la tercera vez que lo veo ahí, en el escenario, repitiéndome las cosas que me ha dicho toda la vida desde sus discos. Es algo que había dado por perdido... No esperaba volver a verlo, al menos no aquí. Pensaba que talvez en algún hipotético -y poco probable- viaje a la Argentina podría verlo tocar otra vez en algún bar, en alguna disco, en una plaza... en cualquier lado... Ahora, con la emoción cer