Es un mal sueño largo

El no concierto de Daco Rosa, 27 de mayo de 2010, Punto G Music Hall, 20h00

La historia se repite. Vamos dispuestos a disfrutar de un par de horas de buena música y tenemos que regresar con la indignación y la rabia al sentirnos estafados. Ya pasó el nefasto incidente protagonizado por los ineptos y cobardes payasos del Club Saltamontes de Síg Sig, que prefirieron esconderse y no dar la cara cuando la organización del concierto de Bunbury se les caía a pedazos. Lo mejor que se les ocurrió fue huir y lanzar a la policía contra la molesta y alcoholizada multitud que no tenía ni a quién reclamar, más molesta porque ese mismo instante nos estaban eliminando del mundial. Y mejor ni comento sobre lo que he escuchado de lo que pasó en la Plaza de Toros cuando no vino Cradle of Filth, un capítulo digno de vivirse en Springfield... Y ahora esto...

Nunca ha sido uno de mis artistas favoritos, pero siempre ha tenido ese algo que me llama, esa música difícil de digerir como droga pesada, pero que una vez dentro de uno libera sus infalibles elementos de poder y nos hace volar. Desde que me enteré que Draco Rosa venía al Ecuador sentí ganas de ir a verlo. Vale decir que, además de todo, fue el pretexto definitivo para acercarme a su música... y fue un acercamiento que realmente valió la pena. Dejando de lado el "demasiado sabor" de algunos de sus temas, el concierto prometía ser una buena dosis de buen rock con sus toques oscuros. Así que, con creciente emoción y con la entrada ya en la mano, me puse a esperar la llegada del concierto mientras hacía la pretemporada compartida con Sabina.

Olvidemos por un instante el lugarsucho sede del evento, la obligada hora de retraso en el inicio del show, el cambio del orden del cartel -supuestamente Biorn Borg (no ese Björn Borg sino este Biorn Borg) iba a abrir el show, la imposibilidad de comprar siquiera una cerveza pese a estar dentro de un bar y el exorbitante precio de las bebidas no alcohólicas... Olvidemos todo eso... Uno va a cualquier lado cuando hay rocanrol de por medio. Cuando Draco Rosa apareció en el escenario nos olvidamos también del cansancio y el hambre. Teníamos un muy buen lugar -nuestra propia zona VIP- desde donde vimos a un tipo con una presencia escénica comparable con la que tendría Jim Morrison. "Espectacular", diría Soplator... La introducción, dos canciones y fin. Draco dijo algo que nadie entendió, se levantó y se fue. Los músicos se fueron con él y los rodies empezaron con su trabajo de desamontar los equipos. Y, como era obvio, los organizadores se escondieron... huyeron cobardemente, como ha pasado tantas otras veces en el Ecuador, como suelen hacer nuestros presidentes, el mejor ejemplo a seguir para los empresarios... Después de mucho caos y poca destrucción, la policía explicó que el local fue clausurado por falta de documentación, permisos falsificados, papeles que no estaban en regla... Y no nos quedo más que, como en Síg Sig, dejar el lugar y esperar que los responsables ardan eternamente en el infierno.

Lo peor de todo es que, con solo dos canciones, el show prometía tanto... Estoy seguro que hubiera sido un concierto memorable por la mezcla entre la energía interpretativa y lo íntimo de la ocasión. Dijeron que reprogramarán el concierto (y que iban a devolver las entradas). Ojalá Draco quiera volver a este lugar donde no se respeta a nadie.