Ahora que quedó atrás el 2011, es momento de presumir, como todos esos tipos que se acostaron con muchas mujeres o los que viajaron por el mundo o los que se compraron miles de cosas o los que ganaron un dineral. Hice un poquito de eso y un montón de otras cosas. Bueno, ni tanto. Lo que hice fue ver un montón de películas. Cuando empezó el año me propuse ver una película diaria (en promedio), como una especie de reto a mí mismo, como una de esas ridículas promesas de año nuevo que uno nunca cumple. Pero ya que era algo que me encanta y que me resulta absolutamente entretenido, me decidí a planteármelo y fui avanzando poco a poco. A veces veía más de una al día, a veces no veía ninguna en algunos días. Un par de veces en el año estuve incluso adelantado y después me atrasaba, me atrasaba hasta tener que dedicarme bastante y sentarme en largas jornadas delante de la tele. Y así, en esas, se me pasó el año.
Desde la primera que vi (L'illusionniste de Sylvain Chomet, la cosa más triste del mundo en un lindo cine de Buenos Aires cuyo nombre no recuerdo) hasta la última (La piel que habito, de Almodóvar, bien Almodóvar aunque haya sido basada en una novela que no escribió él) le dediqué horas y horas al vicio del "cine" -no fui mucho al cine, la mayoría de películas las vi en DVD-. Recurrí a mi calidad de repetidor y volví a ver mis favoritas -en el top de tops están 2046 de Wong Kar-wai, Gegen die wand de Fatih Akin, Time indefinite de Ross McElwee, Eternal sunshine of the spotless mind de Michel Gondry, Voices of a distant star de Makoto Shinkai, Casablanca de Michael Curtiz, Closer de Mike Nichols, Luz silenciosa de Carlos Reygadas y más que no me acuerdo- y algunas que no veía hace algún tiempo. Incluso vi por segunda vez en la vida unas que había visto en mi infancia y adolescencia y que se guardaban como débiles recuerdos -traumantes en el caso de los malignos conejitos sangrantes que se matan en dibujos animados en Watership down de Michael Rosen (basada en la novela de Richard Adams) o en Dead ringers de Cronenberg- y por milésima vez las que amo repetir -TODO Star Wars, Blade Runner, Wong Kar-wai, aunque si hubiera tenido un día más en el año hubiera hecho una maratón de The Lord of the Rings con las tres películas de Peter Jackson en edición extendida y las tres animaciones muy anteriores-. En resumen, los ciclos cinéfilos marcaron mi año: Aki Kaurismäki (6 y había empezado el ciclo con otras 6 el año anterior), Woody Allen (16), David Cronenberg (9), Ingmar Bergman (25), Krzystof Kieslowsi (9), Lars Von Trier (12) y cine mudo (13). También la temporada de documentales con el edoc (41). Reviso la lista y gustoso recuerdo grandes momentos frente a la pantalla: risas, sufrimiento, tensión, incomodidad, impotencia, intrarraquidización...
Más allá de lo fácil que parezca, fue complicado y requirió de determinación. Sentarse cada día frente a la televisión un par de horas o ir a meterse la misma cantidad de tiempo en el cine puede ser más desgastante de lo que se pueda llegar a pensar. Por eso este año pasará sin propósitos complicados, con un poco de ganas y decisión me será suficiente... espero.
W-O-W!!
ResponderBorrarLo conseguiste!! ¡Cuántas películas! Qué locura! Yo vi bastante animé el año pasado, pero pocas pelis. Yo creo que tu fanatismo por las pelis es inversamente proporcional a mi fanatismo por el (buen) anime.
No sabía de las tres animaciones -previas- del Señor de los Anillos. Sólo vi una, la del hobbit. Creo que lo habláramos alguna vez, pero no me acuerdo de cuáles eran... lapsus...
¿Qué tal el cine mudo? No sé si podría ver una peli de ésas... y menos ver tantas de Woody Allen... vaya maratón de pelis señor Gatuno: muy bien hecho!
Enhorabuena, como decían por allá...
Fue un arduo trabajo pero valió la pena. También vi anime, aunque no tanto, no llegaría a las 10 películas. Las animaciones del Señor de los Anillos -me queda pendiente ese maratón para algún rato de este año- no eran muy buenas, pero igual quería volver a verlas, sobre todo porque las que había visto las vi hace muchos años.
ResponderBorrarEn el cine mudo hay cosas hermosas, como Metrópolis (además que pude ver la ultimate version con los retazos encontrados hace un par de años en una bodega de Buenos Aires), La última carcajada, el mismo Nosferatu, Sunshine, Fausto, El gólem, algo de Chaplin...
Y bueno, los personajes de Woody Allen son como me gustaría ser a mí... Talvez exagero, pero me encantan, sobre todo en Manhattan, Annie Hall, Husbands and wives. Por eso me atraen tanto sus películas.
En fin, cada quien con sus gustos, que para todos hay en el mundo del cine.
Realmente impresionante! un cinéfilo en potencia
ResponderBorrarjamás he pensando en la posibilidad de ver una película cada día
un gran reto!
por cierto encontré tu blog por casualidad..
Suspiro, gracias por el comentario.
ResponderBorrarA estas alturas de mi vida prefiero pensar que soy un cinéfilo consumado y no uno en potencia...