Hubo un tiempo en que tuve a alguien. Y ella me tuvo también. ¿Se dan cuenta qué perfecto puede llegar a ser todo en esta vida? Pero, como era de esperarse, no duró... nada dura lo que debe... Ha pasado más de un año y los recuerdos están todavía claros, como si hubiera sido ayer... pero algo es diferente. Debe ser por la certeza de que no se va a repetir, esa extraña sensación de no haber luchado un poco más por lograr todo lo que quería, el haberme dejado convencer y esa estúpida capacidad de aceptar la verdad. Ella puso su cabeza en mi hombro... ¿qué más podría pedir? Lo había deseado por tanto tiempo y un día, de la nada, sorpresivamente, pasó. Su aroma se quedó en mí, la suavidad de su piel, sus besos tan apasionados... todo era para mí. Diecinueve días después, sin habernos vuelto a ver, el sueño se acabó. Y me quedé sin su cabeza en mi hombro...
El tiempo me encontró después de lado a lado, saliendo con chicas, probando talentos en el desagradable pero irresistible juego de la seducción, ganado y perdiendo, robando besos y siendo asaltado por sorpresa. Los días se pasaron rápido y me fui llenando de recuerdos, sentimientos, ansias, desilusiones que me acostumbraron a la intensidad de las cosas vividas. Pésima idea adquirir esa pésima adicción, pésima idea no darse cuenta a tiempo, sobre todo cuando uno no es lo suficientemente fuerte como para aceptarlo. Y me vi visitando nuevos lugares, besando nuevas bocas, subiendo a los taxis y poniendo mi cabeza sobre el hombro de la dama que me acompañaba, siempre hermosa, siempre cautivadora, siempre la perfecta para causar alguna nueva herida. Y fuimos alucinando a los taxistas pervertidos que espiaban por el retrovisor para descubrir a la pareja que se comía a besos, que se desnudaba, que se tocaba... Cómo amaba esos viajes...
Y ahora, a veces medio ebrio, a veces medio dormido, subo a los taxis solo, sin ganas de hablar, queriendo que los viajes sean eternos para no llegar a ningún lugar, para poder ver la lluvia caer y sentirme perdido pero seguro, para poder pensar y recordar a placer el placer, el tiempo en que tuve a alguien para siempre o simplemente para darme cuenta lo bueno que era poner mi cabeza en un hombro extraño que pronto dejaría de serlo porque quedaría sin defensa ante mí.
¿Quién será la próxima? ¿Quién querrá arriesgarse? ¿Quién me enamorará? Tal vez seas tú, que lees esto ahora. Tal vez sea esa otra muchacha, desconocida y escondida que no sabe que me va a encontrar... Tal vez no me vuelva a pasar. ¿Será? Supongo que volverá a pasarme... Aunque nunca estoy preparado, no sería muy divertida la vida sin que pasen este tipo de cosas. No quisiera tener que extrañar el placer pero tampoco quisiera sentir el dolor...
Y todo esto es tu culpa...
Maldito Wong Kar Wai...
Lindo te falta un taxi del maldito... aunque claro es el taxi al que no te subirias...pero con todo..jajajaja
ResponderBorrarhttp://www.jornada.unam.mx/2001/09/06/Images/ls-cine.jpg
ah por cierto... yo también uso lentes! jajajaja
ResponderBorrarlástima, fui al optometra la semana pasada y me dijo que no necesito lentes.
ResponderBorrarLinda, ya sabes que a ese taxi no me subiría... :P Eso se lo dejamos a otros...
ResponderBorrarY tus lentes son lo máximooooooo...
Hola Icaro Jr. Agradece que no necesitas lentes, aunque siempre queda la divertida opción de usar sólo los marcos, como hice yo durante muchos años.
ResponderBorrarAgradezco, agradezco.
ResponderBorrarYo usé lentes cunando era niña pero para mí fueron un martirio los perdía todo el tiempo
hola Gatuno!!!
ResponderBorrarUna vez iba como tú en un taxi parecido, también besándome con alguien... era una relación escondida-prohibida, por ende ir en un taxi besándose le daba un valor extra... hubiera querido que no terminara nunca ese viaje.
Ahora los taxis me llevan a casa, por lo general sola, y lo único que me preocupa es que no me engañen demasiado con el precio por ser extranjera. :)
ahh... una vez me pasó algo distinto... hubiera querido que el viaje no terminara nunca porque el taxista era tan guapo y se veía tan simpático... hubiera querido tener las agallas para invitarlo a un café...
Linda esa peli... lindo lo que provoca ese director.
ronroneos para ti Gatuno,
Consuelo
Me gustó mucho tu post, hasta me dio nostalgia de algunos viajes en taxi. Y tienes razón, maldito Won Kar-wai
ResponderBorrarRecuerdos de esos viajes que uno hubiera querido que nunca terminen, de esos que terminaron pero nos llevaron a lugares y situaciones que nos dan mucho más para recordar y disfrutar... o extrañar. Y también están esos viajes que uno quisiera no haber hecho nunca. De eso se trata todo, porque si uno supiera de antemano qué iba a pasar, no sería tan divertido ¿no?
ResponderBorrarConsuelo, pon tu perfil griego para el taxista y así no te cobrará de más...
Sí... maldito Wong Kar Wai... Pero, pese a eso -o talvez gracias a eso-, y aprovechando mi calidad de repetidor, no puedo dejar de volver a ver 2046...
ResponderBorrarLos recuerdos... ¿què cosa no?. No se olvidan y no se pueden borrar. Pero no por eso hay que decir que no te va a volver a pasar, porque cosas le pasan a todo el mundo sean buenas o malas, y al final lo que no te mata te fortalece.
ResponderBorrarMuy bueno tu blog.
Beso
Qué cosas... Volví a un taxi de esos -¿el mismo taxi?-, con la misma chica de hace más o menos un año, y el taxista y el hermano de la chica no se percataban cómo nos recorríamos el cuerpo con los ojos y las manos. Volví a la casa de la que no tengo idea cómo salí, de la que no sé salir, porque siempre se me quedará aklgo ahí dentro...
ResponderBorrarMás para recordar... Como dijo Florence hace ya mucho tiempo, lo que no te mata, te fortalece...