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Renacimientos en vivo, gracias a Joaquín



Fue el renacimiento perfecto para ese personaje de condensación, ese ángel demoníaco que entra y sale de mis sueños, me llama o me visita, me hiere cada que se aburre pero no me vuelve a besar. Comenzó con un encuentro entre amigos ante la histeria general, con un mariachi de fondo, tan lejano como el Titanic pintado en el telón posterior. Y luego apareció Joaquín, envejecido, engordado, para volver a la vida a esas flores de un día que no duraban, que no dolían, que te besaban, que se perdían... damas de noche que en el asiento de atrás de un coche no preguntaban si las querías... Aves de paso, como pañuelos cura fracasos. Me mató; fue como si recién me hubiera dado cuenta de todo. Y así fui abriendo los ojos, justo ahora que está tan sola la soledad... ahora que está tan lejos el olvido... ahora que sin saber hemos sabido querernos como es debido sin querernos demasiado... ahora que todos los cuentos parecen el cuento de nunca empezar... sobre todo éste.

Entre jadeos, bastonazos, gritos y dolores el tipo este quiso reanimarme un poco sugiriendo que se coman a besos las colegialas a los artistas, por lo que me toca, aunque no haya tenido muchas esperanzas de salir con nadie aquella noche. Pero, como es su costumbre, llenó de sal su dedo y lo metió en la llaga abierta que nunca cerrará, recordándome que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan, se marchitan cuando las toca la sucia rutina y que lo malo de los besos es que crean adicción –¿o eso es lo bueno?–. Así, preguntándome sobre un mes perdido, dejo que lágrimas de desamor rueden (sic.) por la página de un bloc, o sobre un teclado... En estas sequías de besos y alcoholes me sentí maldito porque hay un tequila por cada duda. Vinieron los amigos al rescate con una canción que no me gusta mucho pero que se revistió con el lujo de la interpretación en vivo. Resumiendo, si me llamas voy... me falta un polvo, un buen rock and roll. Se distrajeron los amigos y más golpes cayeron con gusto sobre mí, que fui un maestro en el difícil arte de no mojarme (sic.) bajo un chaparrón. Eso pasa cuando no hay ser humano que le eche una mano a quien no se quiere dejar ayudar. Al ver cercana mi muerte, Joaquinito me dio un respiro, o al menos eso creí. Panchito, Antonio, Olga y demás, casi sin que me diera cuenta intentaron revivir a esa chica que se sentía tan sola cada día en el espejo más de dos horas y que nunca contesta, siempre una pregunta será su respuesta. Al siguiente tema resultó inevitable volver a ese paseo en México, rodeado de gente pero tan solo, gritándote ven a poblar el Zócalo de ojos... como si no fuéramos cómplices del luto del corazón.

Creo haber descubierto una mirada de odio en los ojos de Olga. Su voz hermosa taladraba mi alma y me transformaba en un necio suicida porque me lo dijeron mil veces pero nunca quise poner atención. Entonces él sacó su arma y disparó, o me ayudó a dispararte a ti que de sobra sabes que eres la primera, que no miento si juro que daría por ti la vida entera... No debería contarlo y, sin embargo, cuando pido la llave de un hotel y a media noche encargo un buen champagne francés y cena con velitas para dos, siempre es con otra, amor, nunca contigo... Ensañados ya contra este pobre mortal, me hicieron sentir como quien viaja a bordo de un barco enloquecido que viene de la noche y va a ninguna parte, mientras me enfado con las sombras que pueblan los pasillos y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama... Si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy... Así quise huir como los niños de la tele, ni el Abelardo ni la Eloísa de Pope, lejos del altar mayor, en el velero pobretón de una botella, despertando mis necesidades de la más prohibida de las frutas, sintiéndome más solo que la luna porque las malas compañías son las mejores. Creo que fue en ese momento, esta parte ya no la recuerdo bien, que fui invitado a recorrer anatomías pasadas pero nunca olvidadas, ese paraíso detallado, producto de la mezcla en la memoria... esa es mi patria, alrededor no hay nada. Y ellas, con tanto ruido no escucharon el final cuando descubrieron que los besos no sabían a nada... No fue nada nuevo para mí eso de que todos los finales son el mismo repetido.

Me sentí tan solitario, como un gato en celo patrullando la ciudad en busca de una gatita, en esa hora maldita en que los bares a punto están de cerrar... cuando el alma necesita un cuerpo que acariciar... (No quiero hacerte chantaje, sólo quiero regalarte una canción). La belleza me rodeaba y yo rechacé la compañía de quien no acate las reglas: en mi casa no hay nada prohibido pero no vayas a enamorarte, con el alba tendrás que marcharte para no volver, olvidando que me has conocido, que una vez estuviste en mi cama. Hay caprichos de amor que una dama no debe tener. No creo que me arrepienta de tantas copas, risas, excesos... cómo van a caber tantos besos en una canción, pero a nadie se le debe pasar por alto que yo no quiero un amor civilizado... yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana sin ganas de comer, aunque debo aceptar que ahora tengo hambre todo el tiempo. Un poco avergonzado al sentirme tan pequeño frente a la grandeza de ellas y al poderío del cantante, quise igualarlo, dejar de ser yo, colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré. Si me dan a elegir, entre todas las vidas yo escojo la del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo...

Como después de cada explosión, vino la calma, pero una calma asesina que no hizo más que despertarte en mi interior y reafirmar que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños. No soy el mejor, (sic.) me falta valor para atarte a mi cama... cuando te hartes de amores baratos de un rato, me llamas. Herido como estaba, no me preparé para el golpe que vino de repente y me atacó la furia. Una sed de venganza recorrió mis cimientos con besos que antes de nacer, morirán. Dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado... cada cual por su lado. Debo reconocer que a Páez le salió musicalmente mucho mejor, pero no surtió el mismo efecto en mí. En medio de tanto enojo, regresé a la vida al enfrentarme a una visión que me sacaba la lengua con un gran vaso de cerveza en las manos. Fue sólo un receso, porque inmediatamente me encontré lamentándome y recordando cuando tenías aquella forma de hacerme daño, gritando desesperado cuántas veces hubiera dado la vida entera porque tú me pidieras llevarte el equipaje.

Uno siempre se siente bien después de atacar al enemigo. Esa sensación ganadora de tomar por sorpresa sus bases y acabar con su moral. No pensé en el contragolpe terrible que abrió las tantas heridas que tiene este corazón que, no sé cómo, sigue vivo. El frío de los finales, el miedo de los sueños, la soledad de las noches... lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando, al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos. Inmediatamente me encontré chillando en histeria por cada una de ellas que dijo hola y adiós. Esta vez yo quería quererla querer y ella no. Asombrado, Joaquín me preguntó que cómo sabía todo eso y yo le respondí que porque a mí me pasó igual. Pese a la comprensión que parecíamos haber desarrollado, el tiro final ya estaba preparado y me asustó. Sin embargo quedamos como amigos. Se portó a la altura, con buenos deseos: que gane el quiero la guerra del puedo... que el escenario me tiña las canas... que todas las lunas sean lunas de miel. Si hasta me dijo: que no te cierren el bar de la esquina.

Al final del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente, deseoso de trepar al balcón de tus ojos de gata y rememorar los secretos de tu dormitorio... en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa. Y aunque me quedé con ganas de preguntarte quién hará mi trabajo debajo de tu falda, sentí todos sus renacimientos y renací también, libre de pesos pasados pero cargando una cantidad increíble de cansancio sobre mis 32 años. No me tocó más que irme en éxtasis y feliz, dolorosamente solo, sólo a dormir.

Comentarios

  1. La fecha del concierto fue el 11 de noviembre de 2006, a las 20h30, en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, lugar construido para "jugar baloncesto", según el propio Joaquinito...

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  2. ¿Quieren ver la entrada del concierto? Hagan click en el link

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