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Antes de quemarlo


Hora de quemar al año viejo. ¿Por qué habría de hacerlo? Por costumbre, supongo. Tantas cosas que se lleva, tantas que deja y tantas otras que ni siquiera me enteré que pasaron. Ahora que es tiempo de resumen, saco las cuentas y me guardo algunas cosas que no se me olvidarán... por eso escribo sobre otras que no quisiera olvidar, y que básicamente, son los cuatro puntos más importantes.

Primero, la música. Sin dudas el tema del año fue From the edge of the green deep sea de The Cure. Los observadores notarán que es del ’92... pues sí, pero es el que más sonó y más me llegó en el 2006. Los otros dos grandes temas son Peeping Tom de Placebo y Rock’n roll suicide de Bowie, que llenaron grandes espacios por un tiempo. Hay más, muchos más, pero sería muy largo enumerarlos. Con los discos pasa algo parecido porque el disco del año es el Ok computer de Radiohead... Y los conciertos, cosa del otro mundo: Foreigner, America con Cristopher Cross, Tadashi Maeda, Ismael Serrano, todo lo que pasó con Narcotango, Carlitos Arboleda, Nuages y Sabina... Otro nivel.

Ahora, el deporte... Un mal año, definitivamente. Nos quedamos sin títulos. Mi equipillo se perdió en un campeonato sin mayor interés, como pasa siempre que hay mundial. La selección ganó bien en Alemania, pero terminó perdiendo –todavía no he visto el segundo gol que nos hicieron los alemanes... prefiero guardar el recuerdo que tengo de ese momento–. Schumacher se retiró sin su octava corona. Al menos nos dejó el grandioso triunfo en Monza, la espectacular victoria, contra todo pronóstico, en China y el carrerón en Interlagos. Con el tiempo se olvidará quién ganó esa carrera o el título, sólo perdurará la larga lista de sobrepasos, la remontada desde el final y el adelantamiento preciso y milimétrico a Raikkonen, a 3 ó 4 vueltas del final. Y eso fue más o menos todo.

Después, los libros. Ganador absoluto del año fue Stefano Benni con La cofradía de los Celestinos, seguido de cerca por Houellebecq y La posibilidad de una isla. Dignos de mencionar son también La isla de cemento de J.G. Ballard, Las reglas del circo de Álvaro Samaniego y el sorprendente C.S. Lewis, muy distante de la literatura fantástica con Una pena en observación. Mi pequeña producción personal se puede leer en las páginas de Arte para desplumarte (la nueva y la vieja). Si los seudónimos les desconciertan, mejor vayan directamente a leer Hasta mañana, final feliz, El títere, Mi familia es normal, Mejor voy a ser doctor, El fin de las sanguijuelas y ¿Cómo sabías que vendría hoy?



Al final, las películas: 2046 se lleva todos los premios y la mayoría de lágrimas. Un montón de cosas más se van con V for vendetta, Bin-jip y Broken flowers. También se darán cuenta que no son de este año... Ya ni modo, así me pasan las cosas a mí... un poco tarde.

Guardo dolores, techos desconocidos, 3 meses sin beber, más temas olvidados, mucho trabajo pendiente, sabores, noches largas, mucha risa, alegría incontenible, el gusto de los encuentros no programados en la vida, los amigos... y yo, siempre yo al final de todo, sobre todo cuando soy yo quien escribe.

Comentarios

  1. el coso que yo pienso es que ante todo es bueno saber que eres cada año, otro más y quien sabe cuántos má un hombre adorable, eres mi mejor amigo, la persona clave, el que escucha el de los comentarios adecuados... el monstri que no terminó la bendita tesis.... eres tu y yo te adoro cada día, cada año, de esta vida que nos ha pertenecido ir de la mano...

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  2. pues la casulidad y una serie de links me han traido hasta aquí. Y por supuesto sin tu pemiso me he me inmiscuido en tu blog. Los años nos pasasn por encima y dejan sobre nosotros más que naftalina.
    suerte en este año que entra. Icaro

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Escriban, que yo no dejé a nadie...

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