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Today I belong right here with you, right here with you...


Concierto de The Cure, miércoles 17 de abril de 2013, Estadio Nacional de Lima, Perú.

A veces las cosas salen mucho mejor de lo que uno había pensado. Ya había dicho que no me iba a quedar más que llevarme a la tumba mis ganas de ver a The Cure en vivo. Pero la vida me jugó una buena pasada, como cuando salimos campeones de América o algo así. La insistencia de la Carmenlou me llevó a dejar botando todo por unos días, desempolvar la tarjeta de crédito y llenar mi mochila con un par de cosas, además de mi emoción, ansiedad y hasta incredulidad de que en realidad esté en camino de ver a una de las bandas más grandes, influyentes e importantes en mi vida (y no sólo en mi vida, sino en la vida del rock)... Bueno, la Carmenlou tiene ese y muchos otros efectos y poderes sobre mí y le agradezco infinitamente por ello.

No quiero darme cuerda y empezar a plasmar cada detalle de la experiencia, sólo recordar un poco de cómo fue nuestra cita con Robert Smith y los suyos. Llegamos al estadio antes de las 17h00, justo antes de que abrieran las puertas. Entramos, nos ubicamos en los asientos numerados y esperamos. Aunque al comienzo me hubiera gustado estar un poco más adelante, durante el concierto descubrí que el lugar era ideal: perfecta vista de la pantallas laterales y la del fondo del escenario, y, sobre todo, total libertad para pararme, saltar y bailar sin que ninguno de los vecinos se vea afectado. Para distraer al público que llegaba lentamente, salió primero la banda local Kinder, que lo hizo bastante bien, con un post-rock que me gustó. Tocaron un rato y después apareció Resplandor, otra banda peruana a la que ya no le paramos tanta bola por la ansiedad de lo que se venía. Después pasó y pasó el tiempo y parecía que no se iba a llenar el lugar, pese a lo que decían en las noticias sobre la venta total de las entradas. Ya no me acuerdo a qué hora se apagaron las luces (la Carmenlou anotó la hora exacta), y empezó a sonar la misma melodía que se escucha al comienzo del video del Show. Bueno, eso de que se apagaron las luces es un decir. Como es un estadio con bastantes suites, había muchas ocupadas con sus dueños quienes, obviamente, tenían el control de la luz de sus lugares. Por extraño que parezca, a ninguno se le ocurrió la idea de apagar las tres poderosas luces de la parte exterior de cada suite, lo que dejó el lugar bastante más iluminado de lo que esperaba, sobre todo porque había una suite ocupada a nuestras espaldas. Pero bueno, más allá de este detalle -que junto con el desconocimiento absoluto de la discografía de The Cure de la que hacía alarde gran parte de la pluricultural masa que nos rodeaba y que falló en darle un ambiente más solemnemente rockero al concierto- me saltó el corazón y empezó todo.

Open mantuvo sentada a casi toda la concurrencia, que probablemente nunca la había escuchado, un temazo de esos que te resuenan para siempre en la cabeza, pero High levantó los ánimos -¡cómo no saltar hasta el cansancio con High!-. El comienzo del Wish del '92 nos hacía soñar grandes cosas para el resto de la noche. Después vino la animada The end of the world, momento en el que me fijé que la cancha y las gradas ya estaban casi llenas. Parece que la gente, al tener asientos numerados, llega el último rato posible y se pierde el comienzo del show. Bueno, la cosa siguió con uno de los pocos temas totalmente coreados por el estadio entero: Lovesong. Nunca en la vida pensé tener la chance de escuchar semejante himno en vivo y en directo, con Robert Smith cantándomelo ahí, frente a mis ojos. Después vino Push, otro de esos temas muy desconocidos para los no entendidos, y que pareció sólo un receso antes de In between days y Just like heaven, otras de esas canciones que han sonado bastante y que hacen saltar a cualquiera.

Como sabía que el momento se aproximaba me fui preparando. Los primeros acordes empezaron a sonar y reconocí ese "algo" que uno siente en los conciertos, cuando las mejores canciones de la historia nos golpean el alma con toda la fuerza de una banda que da la vida en cada interpretación. From the edge of the deep green sea explotó en mi cabeza y ya para qué la vida; uno de los temas que entrarían en mi top 10 de la vida, la pieza más preciada de toda la discografía de The Cure, que me ha hecho saltar, gritar y llorar, pero nunca como esa noche. El feeling de Robert Smith es otro nivel. Él vive todo lo que está cantando y su voz dejaba ver un poco del sufrimiento del tipo de la canción. Aunque es muy tímido ante la multitud y no conversa con la gente, cuando canta se transforma en ese personaje de los pelos enloquecidos, la cara pitada y la voz desgarradora que sale de las fibras más sufridas de su alma. Todo un grande Robert.



Si el concierto hubiera terminado ahí, no hubiera tenido cara de quejarme y me hubiera dado por satisfecho después de escuchar una de mis canciones favoritas. Los pocos segundos que se tomó la banda para prepararse para el siguiente tema, me dieron el tiempo justo de secarme las lágrimas y arreglarme el pelo. Luego empezó la línea de bajo más hermosa de la historia del rock. Diosito santo, qué dupleta de temas. Pictures of you me puso la piel de gallina y me dio la chance de disfrutar del impecable trabajo de Simon Gallup. Alguna vez les preguntaba a los Engendros por su alineación ideal del rock. Al tratar de armar la mía me di cuenta del despropósito de la propuesta, pues en mi selección tendría que alinear juntos a Rory Gallagher en guitarra y al maestro Simon Gallup en el bajo, y no sé que resultaría de semejante combinación. He tenido la suerte de ver en vivo a monstruos inmensos de las cuatro cuerdas como Billy Sheehan, Javier Malosetti, Pedro Aznar, Steve Harris y hasta Zeta Bosio, pero creo que ninguno lo logró con tanta solvencia y feeling como Gallup.

Dos más del Disintegration del '89 le siguieron: Lullaby y Fascination street. Qué discazo. The Cure tiene álbumes de donde puede sacar cualquier cantidad de temas durante un concierto. Vino después la movida Sleep when I'm dead que me resultó pegajosa durante la pretemporada, y luego vino una seguidilla de temas viejos. Play for today, A forest (con otro bajo magnífico de Gallup) la extraña Bananafishbones y The walk, que no me gusta mucho, pues prefiero los temas oscuros y terribles a las historias divertidas y bailables, aunque nada me impidió volverme loco después con Mint car.

La banda es sólida como defensa de ejército espartano. Además de las estrellas Smith y Gallup, estuvo el infalible Jason Cooper que me dejó boquiabierto cuando vi el Trilogy. ¡Qué capacidad de sincopar con una mano mientras con el pie mantiene el ritmo perfecto en el bombo! Los teclados fueron, como siempre, el amplio dominio del habitual Roger O'Donnell, y la segunda guitarra estuvo a cargo del sorprendente Reeves Gabrels. Ninguno es jovencito, pero tocan con más gana que muchas bandas de veinteañeros que he visto. Y estos cincuentones casi hacen que se caiga el estadio al empezar Friday I'm in love. Creo que ningún gol en la historia de esa cancha habrá causado tal estruendo como esta canción. Los que ya estaban aburridos aprovecharon para volver a sacar sus teléfonos y sus cámaras y filmar a la banda durante su tema más conocido. Le siguió una poderosa versión de Doing the unstuck, que fue un preámbulo para terminar esta nueva sección del Wish con la balada más cortavenas que se recuerde: Trust. Después vinieron Want, The hungry ghost y Wrong number, para llegar después al cierre de la primera parte con dos temazos: One hundred years, excelente versión, y End, tema imprescindible que ya provocó morirse.

El primer encore fue una visita al Kiss me kiss me kiss me del '87. Los primeros acordes de The kiss me hicieron gritar y saltar, aunque para ese momento mis cuerdas vocales ya habían sufrido bastante. Ese fue otro de esos momentos irrepetibles, con uno de los temas más brutales que he escuchado en la vida. El cuello ya dolía un poco de tanto rockear con semejante temazo. If only tonight we could sleep y Fight le siguieron para completar la tanda, y servir de una nueva despedida para la banda. Minutos después volvieron a aparecer para un nuevo set del Disintegration con la bellísima PlainsongPrayers for rain, una gran demostración de todo lo que es capaz de hacer la voz de Robert Smith, y Disintegration. Muchos gritos y aplausos para despedir a The Cure, que se fue tras bastidores hasta que todos (ellos y nosotros) recuperemos el aliento.

Para entrar en la recta final con las últimas diez canciones, empezaron el último encore con Dressing up, la inmensamente alegre The lovecats, que la Carmenlou disfrutó completamente, The caterpillar, otro de esos greatest hits inexplicables, hasta llegar a Close to me, momento ideal para que los dormidos se despertaran y para que una hermosa pareja se comiera a besos durante todo el tema. Y ya que estábamos en ese mood alegre y bailarín, The Cure nos lanzó un compacto de la misma onda con Hot hot hot!!!, Let's go to bed y Why can't I be you?, que volvió a levantar a todo el mundo de sus asientos. Para el cierre, tres clasicazos más, rematadamente antiguos: el himno Boys don't cry que casi causa que me dé un paro cardíaco de tanto saltar, 10:15 saturday night y la de El extranjero de Camus, Killing an arab. Aplausos, gritos, agradecimientos, la venia general de la banda y punto final a un concierto de 41 temas y tres horas y media de duración. Todo un sueño.

Si bien omitieron, con relación a lo que andaban tocando en la gira, el tema -a veces- de la Carmenlou Charlotte sometimes, la maravillosa The same deep water as you o The hanging garden, lo que más me dolió fue que dejaran fuera de todos los conciertos al Bloodflowers del 2000, mi disco favorito de The Cure. Y de ahí, quería ver cuántos temas de mi ya famosa recopilación propia There is no cure for this aparecían en los escenarios. No fueron tantos, la verdad, pero es que The Cure tiene tantos grandes temas, que complacerme a mí resultaba un chance imposible.

Recuerdos imborrables que resultan tanto mejores por la compañía de la noche. Love is always better...

Aquí el setlist:


The Cure Setlist Estadio Nacional, Lima, Peru, LatAm 2013

Comentarios

  1. Buenísimo!!! me alegro tanto de que hayan podido ir, de que lo hayan disfrutado así :) Se lo merecían!!! :)

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    Respuestas
    1. Y eso que es difícil poner en palabras todo lo que semejante concierto me causó. Y bueno, el resto del paseo también fue bueno, pero el concierto fue otro nivel.

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    2. Igual creo que plasmaste bastante bien cómo fue el concierto. :) Qué lindo cuando los conciertos nos provocan esa cantidad de emociones.

      Y yo todavía no escribo de Baires... :/

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