Gordon Smiley, Indianápolis 82 |
Casi nunca veo la IndyCar. Con suerte alcanzo a ver justo las 500 de Indianápolis, la carrera que me interesa. Este año la vi -no me acuerdo si desde el comienzo- y estuvo bastante entretenida, con todas sus alternativas, pasadas y accidentes, algún carro que se estampó contra el muro y la salida del pace car. Entrando a la última curva de la última vuelta, J.R. Hildebrand lideraba y se encaminaba a ser otro de los rookies que ganan la Indy 500 (el último es Helio Castroneves en el 2001), pero se abrió demasiado y se estrelló con la pared. La inercia le ayudó a cruzar la meta, pero en segundo lugar, detrás de Dan Wheldon, el británico que lograba su segunda victoria en el templo del automovilismo, pese a que no tenía un asiento oficial en equipo alguno.
Y ayer Wheldon se mató en el óvalo de Las Vegas.
Jackie Stewart luchó mucho en los 70 para que los circuitos y los monoplazas dejen de ser trampas mortales. Fue el primero que se preocupó seriamente por la seguridad, sobre todo después de ver morir a algunos amigos en las pistas -incluso se retiró de la F1 sin correr su carrera 100, en Watkins Glen 73, tras la muerte de su amigo François Cevert en las prácticas- y de sufrir él mismo un terrible accidente en Spa Francorchamps. No me acuerdo qué año fue, pero recuerdo que Stewart contó que se quedó un buen rato en una zanja junto a la pista, adolorido y golpeado, sin poder salir de su auto y fueron personas del público quienes le auxiliaron. Después fue atendido por una monja, ya que no había ni doctores ni enfermerías en los circuitos de carreras. Gracias a él, el automovilismo en todas las categorías empezó a preocuparse por la seguridad.
Una vez Stewart dijo algo como que en el tiempo en que corría, las carreras eran peligrosas y el sexo era seguro, y que ahora es a la inversa. Desgraciadamente no han llegado a ser completamente seguras. El múltiple choque de ayer en Las Vegas es tan espectacular como espantoso. Un par de carros se tocan y se produce una reacción en cadena. A esas velocidades no se puede parar ni esquivar limpiamente las llantas y pedazos de metal que se riegan por la pista y cruzan los aires como proyectiles dirigidos por el azar. El auto de Wheldon vuela tras pegarse con la parte de atrás de otro carro, se estrella contra la pared, empieza a arder y es embestido por otro descontrolado competidor. Quince tipos terminan aplastados unos contra otros o contra el muro, entre los fierros en llamas. Todo esto en 5 segundos. Gravemente herido, Wheldon fue sacado de los restos de lo que fue su monoplaza y murió poco más tarde en el hospital de Las Vegas.
El maldito accidente |
Me da pena su muerte, un tipo afable y sonriente en cada entrevista, aunque no lo siento cercano. Será porque para mí es más un nombre que uno de esos pilotos a los que veo, sigo, aliento o insulto en cada fecha de la F1. A veces se me hiela la sangre cuando se accidentan como Kubica en Montreal o Webber en Valencia, para citar un par de ejemplos cercanos en el tiempo, y temo la llegada del día en que las ganas de llevar el auto al extremo de lo posible se llevarán a otro piloto a la tumba mientras lo veo todo en vivo por la tele.
Descansa en paz, Dan Wheldon.
Increíblemente impactante las imágenes de ese accidente. ¿Te imaginas la familia que debe haberlo estado viendo? Qué pena. ¿Sabes qué fue del resto de los que chocaron?
ResponderBorrarSé que a un par de pilotos los hospitalizaron con heridas leves. Wheldon llevó la peor parte, pobre.
ResponderBorrarSólo de pensar en lo que dices de su familia viendo la carrera me da una pena... Los pobres frente a la televisión, sin saber qué pasa, sin poder reconocer el auto entre el montón de escombros, y luego ver que se lo llevan en helicóptero al hospital, para enterarse dos horas después que está muerto.
Muchos pilotos tenían miedo antes de empezar la carrera porque los autos estaban demasiado rápidos (más rápidos que en Indianápolis y en un óvalo con rectas más cortas y pista más estrecha). Era cuestión de tiempo para que la ilimitada búsqueda de la velocidad se cobre otra víctima.
Abuuuu, qué pena :(
ResponderBorrarSupongo que ya habrás visto lo de Simoncelli... qué locura. Qué lástima que la gente muera de esta manera. Aunque bueno, hay gente que muere de ¡hambre! todavía... ay este mundito Sr. Derrelicto...
ResponderBorrarLlegué el domingo por la tarde a casa y mi hermano me contó lo de Simoncelli. Campeón hace unos años en 250cc, en Moto GP era más conocido por intentar meter su moto donde no había espacio y por causar algunos accidentes, uno de los cuales alejó definitivamente a Jorge Lorenzo de retener su corona este año.
ResponderBorrarLa gente muere de esta manera, muere de hambre, muere en guerras, en asaltos por 5 dólares. Como dicen los que comentan por televisión el accidente de Simoncelli en Sepang (creo que es Sepang), murió haciendo lo que amaba. Muchos viven toda su vida sin poder hacer lo que les gusta, así que en eso Simoncelli murió mejor que bastante gente...
Puede parecer pedante, pero la frase de: Antes las carreras eran peligrosas y el sexo seguro, ahora todo lo contrario; es obra de Hans Joachim Stuck. Te paso igual que ami en su dia, lei J.S. y pense en stewart hehe When I was young, sex was safe and formula 1 was dangerous; now it's the other way around
ResponderBorrarhttp://www.youtube.com/watch?v=NNlqkrld0Ug y ese documental habla de la epoca negra de la f1, en cuanto a muertes
ResponderBorrarMuchas gracias por el dato, pensé que fue Stewart, qué suerte tener a alguien que me corrija. Y gracias también por el link, ya había visto The killer years, un documento imprescindible que habla de la peligrosidad de las carreras en esos años.
ResponderBorrarSaludos.
Hace un par de semanas se mató en Balcarce -la tierra donde vio la luz Fangio- Guido Falaschi, un joven piloto en un accidente de TC. Se salió de la pista, se pegó fuerte contra las barras de contención y el auto volvió al trazado. Pese a las banderas amarillas y a la nube de polvo, los demás pilotos no levantaron el pie y Falaschi fue envestido por dos carros, lo que a la larga le costó la vida.
ResponderBorrarHemingway dijo que sólo el boxeo y el toreo son verdaderos deportes porque la gente se juega la vida, y el resto son juegos... Creo que habría que incluir a las carreras con máquinas de cualquier tipo, sobre todo al automovilismo.