Ir al contenido principal

Excesos

Llega diciembre con toda su estupidez, con sus fiestas, con los borrachos y las sonrisas, con los toros muertos, con los buenos deseos, con las finales de campeonato y la decadencia. Excesos. Como si todo el mundo estuviera reprimido durante 11 meses y encontrara en los primeros días de diciembre la oportunidad de escapar a las fuerzas todopoderosas que no les permiten gozar de la vida todo el resto del año (sí, claro, como si no salieran de farra y de bebetiza cada fin de semana).

¿Por qué diablos esperan tanto que lleguen las fiestas de Quito, por qué cuentan los días, por qué trabajan medio tiempo, por qué se suben a las chivas, por qué pagan tanta más plata para entrar a los mismos barsuchos de cada fin de semana, con la misma gente, la misma ropa, con el mismo alcohol, pero con el añadido de unos gritos de ¡que viva Quito!, por qué tantos excesos, por qué pierden el control así?

Yo también lo he hecho. También he salido a sentarme en las afueras de la plaza a quemarme como un esclavo en trabajos forzados y embriagarme como un recluso en libertad. Lo de salir a bailar ha sido muy rara vez, dada mi limitada capacidad para bailar -bueno, ya saben, eso de que los tipos duros no bailan es verdad-. Pero más allá de eso, creo que ya no tiene nada que ver la época del año que sea, simplemente uno se va transformando en una persona muy poco apta para los excesos. Será la vejez que nos pisa los pasos, el cansancio, el cambio de prioridades, incluso la falta de ganas de salir a esos lugarsuchos... O es que simplemente cada vez estamos más lejos de ser lo que éramos.

Pero, pese a eso y pese a todo, habrá excesos que nunca querremos dejar aunque sean estos mismos los que nos dejen...


PD: Para ver a la chica en acción, háganle click

Comentarios

  1. No sabía que las fiestas de Quito eran en diciembre, ¿cuándo son?
    Si te sirve de consuelo (ejem), en todas partes pasa lo mismo... la gente necesita a veces estas fechas para descuadrarse, liberarse y sacarse las malas vibras del año...
    Tú también lo has hecho, entonces, para qué criticar tanto... ¿qué se le puede hacer? Cada uno con su cada uno... no todos maduramos (o envejecemos?) a la misma velocidad, algunos no lo harán nunca, me temo... Lo importante es hacerlo con responsabilidad... no andar conduciendo con alcohol y cuidarse...

    Paciencia señor Gatuno, y disfruta de esos excesos que sé que nunca querrás dejar...

    ¡Felices Fiestas de Quito!

    PD (y ya me voy!!), ¿qué son las chivas?

    ResponderBorrar
  2. Gracias por tu comentario.

    La fundación de Quito se recuerda cada 6 de diciembre, con grandes fiestas y gente ebria con la estupidez exacerbada. Lo que he notado con el pasar de los años es que la gente se vuelve más idiota durante diciembre... es como si las fiestas les secaran el cerebro... Lástima, por un tiempo fue divertido, pero las cosas han cambiado un poco.

    PD: Una chiva es uno de esos buses que llevan una banda de pueblo, gente que baila dentro y mucho alcohol. Antes había cómo ir en el techo del bus, pero después de que siempre moría algún borracho por caerse, lo prohibieron.

    ResponderBorrar
  3. Ah, uno de esos buses... jajaja
    Me lo explicas y me lo imagino tan bien... Ánimos!

    ResponderBorrar
  4. Hola Loquillo, pos si la gente se pone imbécil, el trafico se pone imbécil...más corazones azules en la vía y más corazones rotos en los que caminan por la vía.

    Siempre fuimos muy atípicos en eso de la época de fiestas de Quito, recuerdo ir a conciertos de Alci Acosta donde ahora es Tony Romas, beber en casa y guitarrear... jugar un poco de 40 y las travesuras del Enano en el estudio...... sip... fiestas de Quito, unas cervezas, unos gusanos y unos amigos.... que más se podría pedir.

    ResponderBorrar
  5. Yuck... Cabezuela en el estudio, me había olvidado que era por estas épocas. Creo que nuestras fiestas siempre fueron mejores a las del resto de la gente, pese a los corazones rotos.

    Y, hablando de recordar, también fue por esta época cuando una mujer me sacó a patadas de su cama... A la distancia se ve muy divertido.

    Salud por eso.

    ResponderBorrar
  6. por qué esperan todos para celebrar en diciembre, y por qué diablos se estacionan todos en la calle más próxima a mi casa?????? por qué diablo me fui a mudar ahí más bien?... que tragedia, al menos unas 10 chivas estacionadas y unos 200 carros parqueados en la tribuna, hombres y mujeres eufóricos bailando regeton en la calle.... mientras yo trato de dormir sin éxito...

    ResponderBorrar
  7. por qué esperan todos para celebrar en diciembre, y por qué diablos se estacionan todos en la calle más próxima a mi casa?????? por qué diablo me fui a mudar ahí más bien?... que tragedia, al menos unas 10 chivas estacionadas y unos 200 carros parqueados en la tribuna, hombres y mujeres eufóricos bailando regeton en la calle.... mientras yo trato de dormir sin éxito...

    ResponderBorrar
  8. Diciembre es el mes maligno y la gente lo hace aun peor. Mala suerte que decidieron hacer el epicentro del reguetón tan cerca de tu casa, pero bueno, el martes volverá todo a la "normalidad", hasta que la estupidez navideña acabe con la ciudad y con todos nosotros dentro...

    ResponderBorrar
  9. Resulta que hablando en términos míticos, en el hemisferio norte ésta es la época más oscura del año. La diosa oscura lo envuelve todo con su frío manto invernal y supongo que los cerebros se congelarán y morirán más neuronas que en el resto del año. Y justo por estas fechas los días son más cortos, las noches más frías y el dolor más acuciante.

    A lo mejor se utiliza el alcohol, la muerte de los toros y los excesos como una manera de espantar los antiguos y siempre actuales miedos a los finales, los cambios, la propia Muerte, los corazones rotos (¿a quién no le han roto el corazón por esta época, aunque sea hace muchísimos años?)etc.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Escriban, que yo no dejé a nadie...

Entradas más populares de este blog

Las enfermeras de la vida real no son como las del Show de Porcel

Ya ha pasado un año... Mi última visita a un hospital (espero que sea realmente la última) fue una mezcolanza de experiencias: el dolor insoportable, las ventajas de faltar a la oficina varios días, la incomodidad de las intravenosas... y las enfermeras... Sobre el dolor podría hacer un ensayo entero. Bastará con decir que, por esos días, cargaba el terrible peso de un corazón recientemente roto, esa sombra que a uno lo persigue a todos lados, le roba la sonrisa y se antepone a cualquier sensación o sentimiento. Pero, como dijo sabiamente mi Padawan, no hay dolor del corazón que se compare al de una rodilla rota o, en mi caso, al de un intestino rebelde. De la oficina y las intravenosas tal vez hable algún otro rato, pero de las enfermeras... Cierto es que el dolor y las drogas me sacaron de la realidad, pero también es cierto que no había nada más real que esas enfermeras. Mujeres contundentes y forradas de blanco, hacían su trabajo como quien lo ha venido haciendo por siglos. Sus ca

Lunático

Las cosas salen de los lugares menos pensados... El otro día me fui a ver La tourneuse de pages y conocí a Déborah François , la protagonista, hermosa mujer dueña de una belleza perturbadora, pese a no ser el tipo de mujer que me gusta -o talvez por eso-, y dueña también de un par de lunares en el cuello. De la película mejor no hablar, así que de una me dedico a lo que salió de la caja de Pandora que se abrió con los lunares. Fue algo totalmente imprevisto, un disparador escondido en lo recóndito del inconsciente, en la parte prohibida de la memoria... Prohibida porque es el camino directo a la bodega donde se guarda lo que no se debería volver a ver. Estoy exagerando... me gusta recordar algunas de estas cosas que alguna vez fueron letales y premeditadas minas antipersonales que dejaron enterradas ciertas chicas para volarme en pedazos después de su partida -toda mina extermina-. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que hasta el más insufrible dolor deja de ser lo que era... qué

Las prefiero con lentes

¿Que por qué me gustan las mujeres con lentes? Pues no lo sé... sólo sé que, aunque una chica me parezca guapísima, me parecerá más guapa aun si la veo con lentes. Depende también del tipo de lentes -porque hay unos que no tienen nada que ver con nada- y del tipo de mujer -porque a algunitas ni los lentes más perfectos les salvan-; en resumen, las mujeres con lentes atrapan mi mirada, y suele pasar que no las puedo dejar de mirar. Después del caso de la parada de bus aquella vez, me sentí inmortal, bien y mal. Cuando vuelvo a verla con lentes pierdo y gano algo, pero me quedo igual, sin un “que te vaya bien” ni un beso ni nada, y seguimos nuestro camino como lo que somos, como dos extraños, aunque yo pueda dibujar su cara de memoria en la oscuridad, siempre con lentes... Yo la prefiero con lentes. Ella me prefiere lejos.

¿El mejor deportista de todos los tiempos?

¿Quién es el más grande de todos los tiempos? Por primera vez en la historia de la humanidad, una persona se portará objetiva para una elección tan importante como esta. Y esa persona seré yo. Esto no es cuestión de favoritos, es cuestión de datos reales. Si fuera por favoritos, en el podio estarían tipos como el Diego, Jean Alesí y Goran Ivanišević o Schumacher, Lou Bizarro y Ben Johnson o el Macho Man, Platiní y Rolando Vera. Tampoco será una elección basada en los conceptos típicos de deportividad o algo así, como lo que decía esa frase con la que empezaba un programa de hace años en la Nueva Emisora Central: “Deportista es aquel que no solamente ha vigorizado sus músculos y desarrollado su resistencia por el ejercicio de algún gran deporte, sino que, en la práctica de ese ejercicio, ha aprendido a reprimir la cólera, a ser tolerante con su compañero, a no aprovecharse de una vil ventaja, a sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con alt

Vos sos Dios... vos sos lo más

No importa cómo, no importa cuándo... Charly García es Charly García y sólo él es Charly García. Así esté vestido impecablemente, con los ojos pintados, revolcándose ebrio, lanzándose desde el noveno piso a la piscina, destrozando los amplificadores, demoliendo hoteles, casi inmóvil frente al piano, pateando fans o recibiendo un Grammy, tiene tanto para dar con esa genialidad que le desborda, que me obliga a preguntarme hasta dónde podrá llegar... hasta dónde la podra aguantar el mismo García. Fui a su concierto el sábado (21 de noviembre de 2009, en el coliseo General Rumñahui de Quito). Es la tercera vez que lo veo ahí, en el escenario, repitiéndome las cosas que me ha dicho toda la vida desde sus discos. Es algo que había dado por perdido... No esperaba volver a verlo, al menos no aquí. Pensaba que talvez en algún hipotético -y poco probable- viaje a la Argentina podría verlo tocar otra vez en algún bar, en alguna disco, en una plaza... en cualquier lado... Ahora, con la emoción cer