Ir al contenido principal

There is no cure for this

Tuve otro blog al que maté. Cumplió su ciclo y hace demasiados meses -todo este año- que estaba abandonado sin nada nuevo, aunque había miles de novedades maravillosas que hubieran encajado muy bien ahí. Era el de La banda sonora de lo que viví y estaba dedicado a la música. Ahí posteaba canciones con sus respectivos videos, las letras y un texto pertinente o impertinente, según como se quiera ver. No tenía muchos seguidores aunque tuvo su buen momento en el que se llenó de comentarios. Al matarlo quedaron incumplidas algunas promesas lanzadas al viento en el fragor de los grandes temas que contenía, como la de incluir un video con las imágenes de Katy Jurado llorando en Pat Garret & Billy The Kid de Sam Peckinpah, con su rostro sin desmaquillar, para La pena o la nada de Nacho Vegas -un video que me hubiera tocado hacer a mí- o la de postear el que hice de la versión lenta -esa de la banda sonora de Caballos salvajes de Piñeyro- del Algún lugar encontraré de Calamaro. No importa, talvez fue mejor para el mundo que no llegara a hacer nada de eso. Lo único que me da pena haber dejado en el olvido es la súper lista recopilatoria de temas altamente depresivos de The Cure, esa mítica lista que se transformó después en el disco conocido como There is no cure for this. Ya que era el único objetivo rescatable del desaparecido blog creo que sería un buen epílogo para su existencia recordar la recopilación, ya sin videos ni letras (aunque con sus links incluidos)... and nothing left to say... Pero bueno, para que se entienda de qué estoy hablando, empecemos por donde hay que empezar, por el principio de la historia.

Todo empezó como suele empezar este tipo de cosas: con un chico y una chica. Resulta que a este chico, rematadamente tímido hay que decir, le gustaba esta chica, rematadamente bonita. Su extraño rostro, su hermoso cabello, sus lentes y demás atributos, atrajeron y cautivaron al pobre incauto. Como era de esperarse, el tipo nunca se le pudo acercar, nunca le pudo decir nada, se conformaba simplemente con mirarla pasar y saber que ella existía. Alguna vez le escribió una carta de amor (¿amor?) que nunca le entregó y, como les pasó a Páez y Sabina, llegó a todo el mundo gracias al internet. Como tenía muy buenos contactos y secuaces logró averiguar el teléfono de ella, su nombre -no lo voy a escribir aquí, no se vayan a enojar los implicados en el asunto-, su perfil en una de esas redes sociales on-line, su fecha de nacimiento, su dirección, su horario de clases e incluso la posición geográfica de su casa. Y todo para nada, para no ser capaz de decirle siquiera un hola. Por extraño que parezca, el chico no se sintió derrotado ni triste ni nada, simplemente quiso conmemorar el hecho de un amor que nunca fue, uno como tantos otros entre parejas que, por llegar un minuto tarde a algún lugar, nunca se llegan a conocer. Y ahí nació There is no cure for this.

Me enteré de esta singular historia y decidí, dada mi situación, aprovecharla para mi beneficio. Y aquí me tienen, tratando de no dejar que esto se pierda para siempre. Como el chico este me cayó simpático, decidí echarle una mano y mostrarle de lo que se había salvado al no intimar ni un poco con la chica de los lentes. Así que decidí encontrar una historia triste de amor, pero no de esas en las que el protagonista es uno de esos amores imposibles, de esos que todos hubiéramos querido ver en un cine, algo románticamente triste, sino una de esas más comunes, de un tipo que, sin saber muy bien cómo, se ve enredado con una mujer y luego, poco a poco, va perdiendo identidad, va descubriendo que ella no es lo que él esperaba y, lo que es peor, se va dando cuenta que él no es lo que ella esperaba. Su mundo se va desmoronando hasta que llega el final. Él queda destrozado, no puede olvidar la felicidad aunque haya tenido una vida miserable... no puede olvidarla a ella. El amor que murió dejó en su lugar algo que no deja latir su corazón, como si un cirujano demoníaco le hubiera abierto el pecho y le hubiera transplantado dentro un perro muerto.

Vale decir que el chico quedó muy agradecido, aunque dijo que de gana me molesté, que bastaba con escuchar todo el Bloodflowers... y creo que tiene razón en eso. Bueno, la cosa es que los 13 temas son:
Faltan temas. Así, casi sin pensar, me acuerdo de Cut here y de Pictures of you... por lo bajo... pero ya está, así como está, está bien y ya es muy tarde para cambiar nada. De todas formas, el chico ya ni se acuerda de la chica... y ella menos de él.

Comentarios

  1. Información importante que se perdió con la desaparición del blog:

    Lost (acordes):

    Primero se tiene que bajar la sexta cuerda a RE.
    Luego, son sólo 3 acordes toda en la canción, y se tocan sólo la sexta y la quinta cuerdas.
    En todos los acordes debe haber un dedo en el cuarto entraste de la quinta cuerda.
    El primer acorde: sexta cuerda, quinto entraste.
    El segundo acorde: sexta cuerda suelta.
    El tercer acorde: sexta cuerda, segundo entraste.

    Y ya, gritar como loco.

    ResponderBorrar
  2. ¡¡Gracias Sgroya!!

    Uno no escribe para gustarle a los demás, pero siempre es bueno saber que no es el único que le encuentra sentido a lo que está en este blog.

    Visitaré también tu blog, muy seguido.

    Un beso.

    ResponderBorrar
  3. I do agree with you... there is no cure for this my dear Derrelicto... De cualquier modo era un buen blog, así fue como llegué a ti o al menos a lo que escribes. Escribe pronto, octubre es bonito y ya casi se nos va...

    Un abrazo y sigue escribiendo, lo hace ud muy bien :)

    ResponderBorrar
  4. Uff... hace mucho tiempo que no te comentaba nada... y eso que creo que debes tener un comentario mío en casi cada uno de tus posts jajaja :)
    Pues sí, una pena que hayas cerrado ese otro blog... era bueno también, como éste. Pero puedes juntar las cosas y publicar temas de música acá. Porque los conciertos son música no? y los pones acá! :P
    Escribe cuando puedas, sé que estás liado. Te esperamos. Besos!

    ResponderBorrar
  5. Elizabeth... There is no cure for this... ¿qué se puede hacer? morderse y aguantar, relajarse y disfrutar, entregarse y despegar... tantas cosas.

    Se me fue octubre, pero he vuelto en noviembre y espero recuperar el ritmo.

    Saludos.

    ResponderBorrar
  6. Consu, sé que te gustaba el otro blog... parece que alguna gente le gustaba... Intentaré, cuando haya la posibilidad, hacer posts como los que tenía ahí. Hasta mientras, sigo con los conciertos.

    Besos.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Escriban, que yo no dejé a nadie...

Entradas más populares de este blog

Las enfermeras de la vida real no son como las del Show de Porcel

Ya ha pasado un año... Mi última visita a un hospital (espero que sea realmente la última) fue una mezcolanza de experiencias: el dolor insoportable, las ventajas de faltar a la oficina varios días, la incomodidad de las intravenosas... y las enfermeras... Sobre el dolor podría hacer un ensayo entero. Bastará con decir que, por esos días, cargaba el terrible peso de un corazón recientemente roto, esa sombra que a uno lo persigue a todos lados, le roba la sonrisa y se antepone a cualquier sensación o sentimiento. Pero, como dijo sabiamente mi Padawan, no hay dolor del corazón que se compare al de una rodilla rota o, en mi caso, al de un intestino rebelde. De la oficina y las intravenosas tal vez hable algún otro rato, pero de las enfermeras... Cierto es que el dolor y las drogas me sacaron de la realidad, pero también es cierto que no había nada más real que esas enfermeras. Mujeres contundentes y forradas de blanco, hacían su trabajo como quien lo ha venido haciendo por siglos. Sus ca

Lunático

Las cosas salen de los lugares menos pensados... El otro día me fui a ver La tourneuse de pages y conocí a Déborah François , la protagonista, hermosa mujer dueña de una belleza perturbadora, pese a no ser el tipo de mujer que me gusta -o talvez por eso-, y dueña también de un par de lunares en el cuello. De la película mejor no hablar, así que de una me dedico a lo que salió de la caja de Pandora que se abrió con los lunares. Fue algo totalmente imprevisto, un disparador escondido en lo recóndito del inconsciente, en la parte prohibida de la memoria... Prohibida porque es el camino directo a la bodega donde se guarda lo que no se debería volver a ver. Estoy exagerando... me gusta recordar algunas de estas cosas que alguna vez fueron letales y premeditadas minas antipersonales que dejaron enterradas ciertas chicas para volarme en pedazos después de su partida -toda mina extermina-. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que hasta el más insufrible dolor deja de ser lo que era... qué

Las prefiero con lentes

¿Que por qué me gustan las mujeres con lentes? Pues no lo sé... sólo sé que, aunque una chica me parezca guapísima, me parecerá más guapa aun si la veo con lentes. Depende también del tipo de lentes -porque hay unos que no tienen nada que ver con nada- y del tipo de mujer -porque a algunitas ni los lentes más perfectos les salvan-; en resumen, las mujeres con lentes atrapan mi mirada, y suele pasar que no las puedo dejar de mirar. Después del caso de la parada de bus aquella vez, me sentí inmortal, bien y mal. Cuando vuelvo a verla con lentes pierdo y gano algo, pero me quedo igual, sin un “que te vaya bien” ni un beso ni nada, y seguimos nuestro camino como lo que somos, como dos extraños, aunque yo pueda dibujar su cara de memoria en la oscuridad, siempre con lentes... Yo la prefiero con lentes. Ella me prefiere lejos.

¿El mejor deportista de todos los tiempos?

¿Quién es el más grande de todos los tiempos? Por primera vez en la historia de la humanidad, una persona se portará objetiva para una elección tan importante como esta. Y esa persona seré yo. Esto no es cuestión de favoritos, es cuestión de datos reales. Si fuera por favoritos, en el podio estarían tipos como el Diego, Jean Alesí y Goran Ivanišević o Schumacher, Lou Bizarro y Ben Johnson o el Macho Man, Platiní y Rolando Vera. Tampoco será una elección basada en los conceptos típicos de deportividad o algo así, como lo que decía esa frase con la que empezaba un programa de hace años en la Nueva Emisora Central: “Deportista es aquel que no solamente ha vigorizado sus músculos y desarrollado su resistencia por el ejercicio de algún gran deporte, sino que, en la práctica de ese ejercicio, ha aprendido a reprimir la cólera, a ser tolerante con su compañero, a no aprovecharse de una vil ventaja, a sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con alt

Vos sos Dios... vos sos lo más

No importa cómo, no importa cuándo... Charly García es Charly García y sólo él es Charly García. Así esté vestido impecablemente, con los ojos pintados, revolcándose ebrio, lanzándose desde el noveno piso a la piscina, destrozando los amplificadores, demoliendo hoteles, casi inmóvil frente al piano, pateando fans o recibiendo un Grammy, tiene tanto para dar con esa genialidad que le desborda, que me obliga a preguntarme hasta dónde podrá llegar... hasta dónde la podra aguantar el mismo García. Fui a su concierto el sábado (21 de noviembre de 2009, en el coliseo General Rumñahui de Quito). Es la tercera vez que lo veo ahí, en el escenario, repitiéndome las cosas que me ha dicho toda la vida desde sus discos. Es algo que había dado por perdido... No esperaba volver a verlo, al menos no aquí. Pensaba que talvez en algún hipotético -y poco probable- viaje a la Argentina podría verlo tocar otra vez en algún bar, en alguna disco, en una plaza... en cualquier lado... Ahora, con la emoción cer