El último beso que di fue rápido, tranquilo, un poco apurado, frente a la parada de la Ecovía... la despedida, con un taxi que paraba para llevársela, con el vacío de una ciudad en feriado donde nadie se acercó a nosotros para mojarnos. Bueno, el último beso fue ayer por la noche, en un sueño, pero mis sueños no importan... nunca han importado, así que mejor me limito a la vida real. El último beso hasta hoy... Pero ha habido otros últimos besos, sellos definitivos sobre historias de amor, de pasión, historias que no debían suceder, historias que no tenían que terminar... La gran mayoría de ellos llegaron junto con mi completa seguridad de que era el último, así que iban acompañados también de la rotura del corazón, besos tristes con bonitas canciones de fondo.
Al primer último beso que tuve no lo recuerdo muy bien. Creo que fue en la esquina de esa gasolinería de la 10 y Naciones Unidas, aunque puedo estar equivocado. Tengo que reconocer que no fue con la misma chica de mi primer beso... en mi defensa puedo alegar, parafraseando a Ross Geller, que we were on a break!!, aunque de eso ya ha pasado tanto tiempo que nadie debe acrodarse... ni siquiera las dos implicadas... Ese beso no fue triste, porque todo fue pasajero y todos sabíamos que yo iba a volver con la otra chica, la del primer beso... Lo que sí me acuerdo es que ese primer último beso tenía el olor de la humedad del saco blanco de esa chica, mezclado con su perfume que no me gustaba y el frío en las narices. Un poco después... unos diez meses después, me topé de frente con mi segundo último beso, doloroso con la certeza que expliqué antes, en el patio de Ingeniería, a un lado del bar de la Pinky. Ya tenía el corazón roto pero en ese tiempo podía agarrarme de una relación que ya estaba perdida con tal de evitar el dolor... sólo que no lo conseguí. No fue un beso apasionado, no fue bonito y llevaba una carga de pena difícil de soportar para alguien con la poca fuerza de mis hombros, de mi corazón. Me quise morir ese día... y ni siquiera bebí...
Hubo otros últimos besos. Uno con lágrimas en sus ojos, en la 12 de octubre, mientras nos dirigíamos a una fiesta de disfraces (ese debe haber sido el más sorpresivo de todos... por eso mismo me cogió tan desprevenido que no sentí el golpe hasta la mañana siguiente, al levantarme de la lona), con una mujer excepcional. Otro llegó de mutuo acuerdo en el hall de Psicología, en una mañana muy soleada de febrero o marzo. Otro, que ya se caía de maduro porque las cosas no iban bien y no había habido besos en algún tiempo, fue en el asiento de un carro frente a mi casa... tardé en darme cuenta que ese fue el último porque, de un momento a otro, las cosas terminaron sin que ninguno de los dos nos diéramos mucha cuenta. Hubo uno frío, pese a que yo intentaba que ella se pusiera de buen lado, que llegó acompañado de una confesión que me supo a mentira, pero a estas alturas ya no importa.
Hay uno que quisiera recordar... Recuerdo el primero, en mi cama, abrazados, entre caricias, como una hora antes del último... pero a éste no lo recuerdo, seguramente porque yo estaba en el Paraíso mientras a ella se le venía un infierno. No sé si fue en mi cuarto igual o a la salida de la puerta o en la rampa que bajaba del garage. No fue para nada triste porque pensé que mi vida empezaba cuando en realidad había ya saltado al abismo sin mi paracaídas. Cómo me hubiera gustado una vida llena de los besos de esa mujer.
Pero hay otros tipos de últimos besos... esos que vienen después de los últimos. Por ejemplo, con una chica he tenido tres últimos besos, unos me han sumido en la tristeza más profunda y el otro más bien me dejó una sensación de haber aprovechado más de una vida junto a ella. Con otra chica tuve dos últimos besos... no los recuerdo bien, el primero creo que fue en un bus de regreso a Quito, junto al conductor, y del segundo sólo sé que fue con ronquera en la garganta, cansancio en el cuerpo y sueño en los ojos. Todo esto sólo me hace volver a pensar en los finales abiertos... siempre abiertos...
Y hay otro tipo... los que sólo se imaginan porque no ha habido el primero. Supongo que hay que ser un enfermo para pensar en el último beso con alguien que ni siquiera piensa en besarte todavía... y nunca lo hará. Pero yo soy así... qué se le va a hacer...
Al primer último beso que tuve no lo recuerdo muy bien. Creo que fue en la esquina de esa gasolinería de la 10 y Naciones Unidas, aunque puedo estar equivocado. Tengo que reconocer que no fue con la misma chica de mi primer beso... en mi defensa puedo alegar, parafraseando a Ross Geller, que we were on a break!!, aunque de eso ya ha pasado tanto tiempo que nadie debe acrodarse... ni siquiera las dos implicadas... Ese beso no fue triste, porque todo fue pasajero y todos sabíamos que yo iba a volver con la otra chica, la del primer beso... Lo que sí me acuerdo es que ese primer último beso tenía el olor de la humedad del saco blanco de esa chica, mezclado con su perfume que no me gustaba y el frío en las narices. Un poco después... unos diez meses después, me topé de frente con mi segundo último beso, doloroso con la certeza que expliqué antes, en el patio de Ingeniería, a un lado del bar de la Pinky. Ya tenía el corazón roto pero en ese tiempo podía agarrarme de una relación que ya estaba perdida con tal de evitar el dolor... sólo que no lo conseguí. No fue un beso apasionado, no fue bonito y llevaba una carga de pena difícil de soportar para alguien con la poca fuerza de mis hombros, de mi corazón. Me quise morir ese día... y ni siquiera bebí...
Hubo otros últimos besos. Uno con lágrimas en sus ojos, en la 12 de octubre, mientras nos dirigíamos a una fiesta de disfraces (ese debe haber sido el más sorpresivo de todos... por eso mismo me cogió tan desprevenido que no sentí el golpe hasta la mañana siguiente, al levantarme de la lona), con una mujer excepcional. Otro llegó de mutuo acuerdo en el hall de Psicología, en una mañana muy soleada de febrero o marzo. Otro, que ya se caía de maduro porque las cosas no iban bien y no había habido besos en algún tiempo, fue en el asiento de un carro frente a mi casa... tardé en darme cuenta que ese fue el último porque, de un momento a otro, las cosas terminaron sin que ninguno de los dos nos diéramos mucha cuenta. Hubo uno frío, pese a que yo intentaba que ella se pusiera de buen lado, que llegó acompañado de una confesión que me supo a mentira, pero a estas alturas ya no importa.
Hay uno que quisiera recordar... Recuerdo el primero, en mi cama, abrazados, entre caricias, como una hora antes del último... pero a éste no lo recuerdo, seguramente porque yo estaba en el Paraíso mientras a ella se le venía un infierno. No sé si fue en mi cuarto igual o a la salida de la puerta o en la rampa que bajaba del garage. No fue para nada triste porque pensé que mi vida empezaba cuando en realidad había ya saltado al abismo sin mi paracaídas. Cómo me hubiera gustado una vida llena de los besos de esa mujer.
Pero hay otros tipos de últimos besos... esos que vienen después de los últimos. Por ejemplo, con una chica he tenido tres últimos besos, unos me han sumido en la tristeza más profunda y el otro más bien me dejó una sensación de haber aprovechado más de una vida junto a ella. Con otra chica tuve dos últimos besos... no los recuerdo bien, el primero creo que fue en un bus de regreso a Quito, junto al conductor, y del segundo sólo sé que fue con ronquera en la garganta, cansancio en el cuerpo y sueño en los ojos. Todo esto sólo me hace volver a pensar en los finales abiertos... siempre abiertos...
Y hay otro tipo... los que sólo se imaginan porque no ha habido el primero. Supongo que hay que ser un enfermo para pensar en el último beso con alguien que ni siquiera piensa en besarte todavía... y nunca lo hará. Pero yo soy así... qué se le va a hacer...
Otro beso...
ResponderBorrarGraciaaaaaaaaas...
ResponderBorrar¿Te cuento algo divertido?
ResponderBorrarMi primer último beso fue con el chico que me dio mi primer beso. Fue una experiencia un poco traumática en realidad. jajaja Tenía 17 y estaba con él en una estación del metro esperando al metro. Yo era súper inocenteeee. Me llevó a que nos sentáramos en las sillas más alejadas de la gente y luego de un rato me da un beso... pero me mete la lengua hasta las amígdalas! y era mi primero besooo!! claro, él no sabía, no esperaba que fuera el primero... pero fue un shock... Estuvimos un rato besándonos pero siempre que me quería meter la lengua de nuevo me chocaba... jejeje... después no volví a salir con él... no sé por qué, yo creo que me dio miedo, no sé... era muy cría entonces...
Ay los besos.... yo creo que los besos que más gocé fueron los del gallego, creo que han sido los únicos besos que no querían que acabasen, que no quería que despegara su boca de la mía... me encantaban. :) El último beso con él fue en mi casa... no sabía que iba a ser el último, así que fue placentero, feliz. :(
Ojalá pudiera probar tus besos...
Mi último "último beso" fue mientras estaba dentro de un carro, en medio de la calle, obstaculizando el tráfico a eso de las tres de la mañana (poco pero había!); él manejaba y frenó súbitamente para darmelo.
ResponderBorrarAhhh, ¡qué tiempos aquellos! Tiempos en los cuales el tipejo aquel aún estaba notoriamente en mi existencia; hoy por hoy sólo aparece cuando menos lo espero, y es por eso que sé que los besos en el futuro con él, serán todos "últimos".
Seguiré siguiendo tu blog, si no te importa.
Gatuna
ResponderBorrarCasi podríamos decir que tu primer beso fue también tu primer último beso. Con la misma persona, el mismo día. ¿No te gustan los besos con lengua?... eso sí que no lo creo... Debe haber sido sólo porque fue el primero.
Y creo que fue en un buen lugar, además... una estación... un lugar de paso para un chico de paso...
Mujer.
En un carro... como unos de los míos... buen lugar también. Si sigue aparecendo el tipejo aquel podrás tener más y más últimos besos, hasta que llegue el día del final final. Mientras tanto, habrá otros besos de otros tipejos y no tan tipejos, lo cuál es bueno ¿verdad? porque ¿quién no quiere besos? (Eso me hizo recordar a una chica que dijo que no quería besos... Puedo escribir sobre el particular en el futuro)
Gracias por seguir siguiendo el blog. Siempre es bueno tener algo de feedback.
jajaja Gatuno.... Claro que me gustan... fue el shock del primer besos... imagínate... nunca te han dado un beso y el primero que te dan te meten la lengua hasta las amígdalas... casi me muero...
ResponderBorrarSí que me gustan... ;)
...Y ahora guardo el reciente recuerdo de el último beso que no di... Creo que lo debí haber dado... ya ni modo... otra cosa para guardar en el placard distinto de tu destino...
ResponderBorrarQuijue pato,que estaba en la lona dice usted.
ResponderBorrarQuierde las muchas con esa personita especial, no?
ResponderBorrarEstaba en la lona y ya me habían contado hasta ocho...
ResponderBorrarDe las muchas muchas con las muchas personitas sólo va quedando el recuerdo, mientras el árbitro se apresta a declarar el final de la pelea (y adivinen quién perdió).
Cuándo fue tu primer beso?? A LOS 30... jajajajajajajajajajjajaajajjaajajjaajjaajjajajajaja
ResponderBorrarCómo eres capaz de sentirte peligroso siendo tan vulgar???? Qué hijue tranca, nove??
ResponderBorrarTan peligroso como una cuchara sopera... La obsesión te precipita y la caída siempre es lo peor.
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