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El problema de los celulares... (mi problema)

¿A otras personas les pasan cosas parecidas? No sé, a veces creo que no. Primero fue esa serie de llamadas exigiéndome que devuelva el celular que, según los niños del otro lado de la línea, era robado. Yo anoté los números y, de vez en cuando, los marcaba para soltar un "Morirás..." y colgaba; luego, esa llamada amenazante... el sicario se aburrió de mí y prefirió perseguir otra presa, o sufrió un accidente y se fue al más allá; y ahora esto, que no pasa de ser una confusión o algo así.

El domingo recibí una llamadita misteriosa. Una mujer -que según yo estaba fingiendo la voz- me hizo vibrar el celular en el bolsillo mientras lavaba los platos. Era un número desconocido. Contesté. "Hola mi amor" dijo... (Aquí hay algo raro, pensé inmediatamente) Con voz que reflejaba mi duda y curiosidad le contesté que hola y le pregunté que quién era. "¿No me reconoces?", preguntó con sensualidad -casi podía adivinar su mano recorriendo su cuello mientras hablaba conmigo-. Obviamente le contesté que no, un poco incómodo por la toalla de cocina con la que sostenía el celular, y le volví a preguntar que quién era. Se río, dijo algo más y colgó. Volví a lavar los platos y volvió a llamar. Se repitió la plática y me dijo que cómo era posible que yo no la reconozca si ella no había podido dejar de pensar en mí... El tono de la conversación pasó de ser sensual a un poco molesto. Colgó y llamó después de un ratito para decir "Por cierto: te amo". Ahí terminó todo, con una duda tremenda que me carcomía por dentro, porque ¿quién quita que alguien en algún lugar del ancho el mundo pueda amarme?

Pasó la noche, pasó la mitad del día y otra vez, el conocido vibrar del bolsillo que tantas veces me hizo saltar. Era ella, naturalmente. La señal estaba bastante mala así que no pude oír casi nada de lo que me decía. Pude distinguir que después del "Hola mi amor" me dijo "Soy la misma de ayer". Traté de pedirle de buena manera que me diga mi nombre, a ver si realmente sabía quién soy. No me lo dijo, sólo repitió varias veces que sí nos conocíamos y que si no me acordaba de la otra noche, que le deje de llamar. Colgó y yo me reí... obviamente era alguien que no tenía idea de nada, porque yo no he llamado a nadie. Después volvió a llamar y me reclamó por no acordarme de ella. Le aseguré que yo no la he llamado y ella me replicó que yo le había dado mi número. Ya se contradijo, pensé, y me pareció un buen momento para volver a preguntarle mi nombre. Ella colgó. Llamó después de un rato y no dijo nada, así que, un poco movido por la curiosidad y un poco molesto, le escribí un mensaje. Transcribo a continuación los mensajes que siguieron a la conversación, textualmente, para que vean:

Yo: ¿Quién eres? Creo que tienes el número equivocado, ni siquiera sabes quién soy.
Ella: HOLA MIAMOR
Yo: Me estás confundiendo con alguien, no sé quién eres y tú no sabes quién soy.
Ella: MIRA YO NO TE ESTOY CONFUNDIENDO RECUERDAS CUANDO ISIMOS EL AMOR
Yo: Definitivamente me confundes con otra persona, lo siento.
Ella: NO QUEDE ENBARASADA POR SUERTE
Yo: Me alegro por ti. Estas conversaciones son un despropósito, así que no voy a seguir. Sé feliz y revisa un poco tu ortografía.

Ahí terminó todo. Hay la chance de que sea una broma, como siempre, aunque creo que es una pobre que se acostó con algún tarado... y éste, para librarse de cualquier responsabilidad posterior, inventó un número de celular y se lo dio. Y, claro, el "invento" resultó ser mi número. Podría ser también que el tarado sea alguien que conozco y que le dio mi número con conocimiento de causa, qué sé yo... Sea como sea, si reciben llamadas o mensajes del 091020922 o del 093389908, que pasan de un tono sensual a uno molesto, tal vez sólo sea una serie de malditas coincidencias.

Comentarios

  1. Ojalá y esa coincidencia no me toque a mi, mi querido Alejo. Irritante tu pasaje, pero divertidísimo de leerlo. Está de que le ofrezcas unas buenas clases de ortografía. Ah, y no pudiste encontrar mejor foto!! Saludos, D.

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  2. Pues sí, esa man necesitaba urgentemente clases de ortografía, además de las de decencia y control de la natalidad. Aunque lo que más me provocaba era patearle en la cara...

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Escriban, que yo no dejé a nadie...

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